Eva Granados dio voz a millones de catalanes
- Escrito por Miquel Iceta Llorens
- Publicado en Opinión
Del pleno celebrado ayer en el Parlament probablemente solo quedará para la historia el acto irresponsable y temerario de quienes, sin contar con una mayoría social que lo avale, decidieron la independencia de Cataluña. Tampoco tenían mayoría parlamentaria suficiente, pues si para reformar el estatuto de Autonomía se necesita el apoyo de 90 diputados, ellos decidieron liquidarlo solo con el apoyo de 70.
Se creen en la posesión de la verdad y se imponen sobre los demás precisamente en nombre del pueblo.
Del pleno de ayer quedará la foto de un hemiciclo semivacío en el que de forma confusa se hizo creer a mucha gente que nacía una nueva República. De nada sirvió recordar que la ley del referéndum había sido anulada por el Tribunal Constitucional, que la ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república había sido suspendida, que la jornada del 1 de octubre no constituía el referéndum efectivo, vinculante y con garantías al que se habían comprometido, que la Unión Europea y todos sus Estados miembros se negaban a reconocer la tropelía, que más de 1.500 empresas, precisamente por falta de seguridad jurídica, habían decidido trasladar su sede social (los dos bancos, seis de las siete empresas catalanas del Ibex 35, las 40 mayores empresas que facturan por valor de 65.000 millones de euros, lo que equivale al 30% del PIB catalán, que la prensa internacional criticaba con dureza la maniobra, etc., etc., etc.
Eva dijo con voz alta y clara que la mayoría no acepta decidir entre Cataluña o España, pues la mayoría quiere las dos cosas, Cataluña y España.
Habían decidido cortar por lo sano, dividir Cataluña en dos, separar a Cataluña del resto de España, romper con la Unión Europea y poner en riesgo el progreso económico del país. Eso es lo que se recordara del pleno de ayer.
Eso, junto a la posterior decisión del Senado, de autorizar la aplicación del artículo 155 de la Constitución para que el gobierno de España restaure la legalidad constitucional y estatutaria y recupere el normal funcionamiento de las instituciones de autogobierno. Se recordará también que el presidente Rajoy, aplicando la autorización concedida por el Senado, cesó al presidente, al vicepresidente y a todo el Gobierno de la Generalitat, disolvió el Parlament y convocó elecciones autonómicas el 21 de diciembre.
Todo eso se recordará. Dudo en cambio que muchos recuerden como se merece el discurso de la portavoz socialista en el debate, Eva Granados. Eva ayer dio voz a millones. Denunció el sectarismo de quienes imponen la voluntad de menos de la mitad a más de la mitad. Recordó a los trabajadores de nuestro país, a los nacidos aquí y a los llegados aquí en busca de un progreso que no encontraban en sus tierras de origen. Recordó cómo se pretende que rompan con sus raíces, poniendo en peligro el aprecio por su tierra de adopción. Puso sobre la mesa nuestro convencimiento de que ese objetivo miserable estaba fijado desde hace ya mucho tiempo y que se había ido procurando a través de muchos medios no siempre transparentes. Eva dijo con voz alta y clara que la mayoría no acepta decidir entre Cataluña o España, pues la mayoría quiere las dos cosas, Cataluña y España. Denunció el nacionalismo y la guerra de banderas, recordando que lo principal es la convivencia y el bienestar de la gente, una convivencia y un bienestar que se pone en peligro con decisiones como la que ayer se tomó sin capacidad para ello. Ayer Eva dijo las verdades del barquero. Al oírla me consta que miles de ojos se humedecieron y que muchas personas pensaron que, al fin, alguien había hablado en su nombre. Ayer los nadies, aquellos que no han merecido casi nunca la menor consideración de los poderosos, tuvieron la mejor portavoz. Gracias, Eva Granados, portavoz socialista.
Miquel Iceta Llorens
Primer secretario del Partit dels Socialistes de Catalunya.