Pedro Cateriano Bellido: “Estos cinco años van a ser recordados como una etapa vergonzosa de beligerancia política en Perú”
- Escrito por Rodrigo Chillitupa Tantas
- Publicado en Global
Pedro Cateriano Bellido: “Estos cinco años van a ser recordados como una etapa vergonzosa de beligerancia política en Perú”
Pedro Cateriano Bellido (Lima, 1958) es uno de los políticos peruanos más experimentados. Ha sido diputado por Lima por el Movimiento Libertad, liderado por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, entre 1990-1992; ministro de Defensa y presidente del Consejo de Ministros en el gobierno de Ollanta Humala (2011-2016). En base a esta experiencia, el Obrero conversó con él sobre la reciente crisis política que inició con la destitución del expresidente Martín Vizcarra por parte del Congreso y acabó con el Gobierno de Transición del veterano político Francisco Sagasti. Todo este panorama a solo ocho meses del Bicentenario de Perú.
—Usted me había dicho en diciembre del 2019 que la crisis política en Perú se iba a resolver con las elecciones parlamentarias de este año. Sin embargo, pareciera que nada cambió y se siguió en la misma ruta de la confrontación. ¿Es así?
—Lo que pasa es que esa elección [parlamentaria] fue distorsionada por completo. El expresidente Martín Vizcarra no presentó lista al Congreso. Entonces, el derecho de disolución, dentro del sistema parlamentario, está concebido para que luego del conflicto que existió entre el Ejecutivo y el Legislativo, el pueblo zanje el problema a través del voto. Eso no ocurrió. Entonces, ¿qué trajo como consecuencia? Que el Gobierno no tuviese una defensa política. Que no tuviera una agrupación para que accionara de acuerdo a sus intereses o conveniencias. Eso se le advirtió al expresidente Vizcarra y, por eso, ha pagado las consecuencias de ello.
—¿No tener representación en el Parlamento fue el principal error del expresidente Vizcarra?
—Fíjese usted que, en enero, la popularidad del expresidente Vizcarra superaba el 70% y era evidente que, tras el éxito obtenido en el referéndum del 2018, ese proceso de las elecciones parlamentarias iba a tener el apoyo masivo. Es más, luego de la vacancia, las encuestas muestran un apoyo en favor de Vizcarra. Entonces, lo que creo es que desaprovecho una oportunidad al abandonar este terreno [las elecciones parlamentarias] para que sus adversarios lo aprovecharan.
—En una semana tuvimos tres presidentes: Martín Vizcarra fue vacado, Manuel Merino renunció ante la presión social, y Francisco Sagasti es el mandatario de la transición. ¿Qué mensaje dejamos como país?
—En nuestra historia republicana, estos cinco años van a ser recordados como una etapa vergonzosa de beligerancia política nunca antes vista. Nunca hemos tenido cuatro presidentes, un Parlamento disuelto, gabinetes enteros con negativas de confianza y ministros censurados. No hemos tenido un periodo de estabilidad política como este.
—El Tribunal Constitucional no quiso emitir un concepto claro sobre lo que es la incapacidad moral permanente. ¿La decisión abre un escenario que el próximo presidente elegido, en caso no logre una bancada mayoritaria, sufra un periodo de interpelaciones y censuras?
—La lavada de manos del Tribunal Constitucional no es solamente vergonzosa, sino como lo ha afirmado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: afecta a la institucionalidad democrática del país. Esto se tiene que corregir porque no podemos seguir utilizando el pretexto constitucional de la vacancia por incapacidad moral permanente contra el presidente.
—Se habla de una reforma constitucional que esclarezca el término de la incapacidad moral permanente. ¿Es una alternativa?
—Podría ser una de las soluciones.
—Una encuesta de la empresa Ipsos señaló que el Congreso tiene el 90% de desaprobación. ¿Este poder del Estado ha quedado muy golpeado?
—Este Congreso, desde que ha entrado en funciones, actuó con irracionalidad absoluta. Tuvo que retroceder porque la indignación popular, liderada por los jóvenes, hizo caer al gobierno de facto de Merino. Hay que estar vigilantes porque este Congreso no es confiable. Sus líderes no tienen palabra. No hay que olvidar que Keiko Fujimori dijo, pocas semanas antes del segundo proceso de vacancia contra el presidente Vizcarra, que no iba apoyar la destitución para no generar inestabilidad política. Sin embargo, su partido Fuerza Popular hizo todo lo contrario: voto por la vacancia. Por eso digo que es un Congreso, donde los líderes que manejan las agrupaciones políticas no honran su palabra. Eso es muy delicado.
—¿Hay alguna diferencia con el Congreso disuelto del 2019?
—Los dos Congresos [2019 y el actual] han sido igual de nefastos para nuestra débil democracia.
—¿Es un quinquenio perdido?
—Es un quinquenio perdido, pero hay que sacar conclusiones para que esta penosa historia no se vuelva a repetir.
—¿Cómo observa la transición encarnada en Francisco Sagasti?
—Si hacemos una comparación entre Sagasti y Merino, como lo he dicho, hay una distancia entre lo que sería la civilización y la barbarie, de fondo y forma. Sagasti tiene una ventaja a su favor: es una persona experimentada y un académico que tiene respeto. Ese es su principal capital. Tampoco es que tenga tanta experiencia política: hace cuatro años fundó el Partido Morado con Julio Guzmán. Los primeros pasos, como sus declaraciones, han sido correctos.
—¿Y el Gabinete de Violeta Bermúdez?
—Es un Gabinete técnico. Hay gente que tiene manejo o conocimiento del Estado. No es político y tampoco de ancha base como señaló el presidente Sagasti al asumir el mando.
—¿Qué prioridades se deben enfocar en estos ocho meses?
—Las prioridades que el presidente Sagasti ha planteado. La primera es garantizar unas elecciones libres, democráticas y sin cuestionamientos. Segundo, atender la emergencia sanitaria que ha sido totalmente dejada de lado por esta beligerancia política y, finalmente, poner todos los esfuerzos para superar la crisis económica que ha generado la pérdida de empleos a miles de peruanos. Son las prioridades más urgentes en este momento.
—En medio de la reciente crisis política, los jóvenes han tenido un papel clave. ¿Cómo observa a esta denominada “Generación del Bicentenario”?
—Las marchas han sido, fundamentalmente, para la defensa del orden constitucional y democrático. Hay sectores de izquierda que sí están pidiendo un cambio de la Constitución, pero lo importante en este caso es la movilización nacional que defendió la vigencia del Estado de derecho y así tener una normalidad constitucional. Todo gracias a la protesta cívica de los jóvenes, quienes tuvieron la perdida lamentable de dos estudiantes.
—¿Qué opinión tiene sobre este pedido de una nueva Constitución?
—Yo creo que, como ha respondido el presidente Sagasti, no es el momento. La urgencia es organizar las elecciones, atender la emergencia sanitaria y enfrentar la crisis económica. Cambiando la Constitución, no vamos a evitar las muertes y el caos económico. Es un tema de largo plazo. Claro que hay que hacer reformas a la Constitución, pero en lo inmediato no lo veo viable.
—¿Cómo aterriza esta reciente inestabilidad política en la campaña electoral tomando en cuenta que, incluso, tendríamos 24 candidatos a la presidencia?
—Creo que una de las razones de la crisis política en el país, es la falta de partidos políticos con presencia nacional. Todo este desorden al interior del Parlamento se debe a que un grupo de personas se juntan solo para llegar a este poder del Estado y conseguir fines personales, dejando de lado los intereses nacionales. Ese es una de las tareas fundamentales que tenemos pendiente. La reforma política apunta a la construcción de partidos técnicamente democráticos y no ser partidos-propietarios que se terminen deteriorando.
—¿La próxima elección será como una limpieza de partidos?
—Ojalá porque uno de los grandes flagelos, precisamente, ha sido que los partidos políticos han cohabitado con la corrupción. Todo este desprestigio es porque la corrupción llegó a capturar a los dirigentes de importantes partidos políticos como el Apra o Fuerza Popular. Esa es una de las razones por las cuales la próxima elección es muy importante para poder enfrentar a la corrupción que ha hecho un daño gravísimo al sistema democrático.
—¿El discurso populista, que ha enarbolado el candidato Daniel Urresti, es la mayor amenaza para el siguiente proceso electoral?
—He dicho que el señor Daniel Urresti no representa ninguna garantía. Por el contrario, me da la impresión que podría convertirse fácilmente en la versión de Hugo Chávez. Hay otras agrupaciones con tentaciones populistas que preocupan. Pero también hay grupos políticos que no condenan a la dictadura venezolana. El Frente Amplio nunca se ha atrevido a criticar el régimen de Nicolás Maduro.
—¿El giro radical tiene espacio?
—No se puede dar porque el señor Antauro Humala, quien lo propone, no puede ser candidato.
—¿El fujimorismo tiene posibilidades?
—El fujimorismo es uno de los causantes del colapso político del país. Además, es la agrupación que gestó la corrupción más escandalosa de nuestra historia republicana.
—¿El Bicentenario podría ser una oportunidad para tener un país más estable?
—Ojalá. Yo creo que esta crisis política debe servir a los peruanos para reflexionar y ejercer el voto de una manera responsable en las próximas elecciones generales.