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EZLN: globalización y colectivismo regional. La revolución en el siglo XXI


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Hace 27 años que la insurgencia despertó en Chiapas, estado del SE mexicano, en forma de revolución. El primero de enero de 1994, coincidiendo con la firma del Tratado de libre comercio (NAFTA) con EEUU, el Ejército zapatista de liberación nacional, EZLN, hizo su aparición en la Historia. A día de hoy, continúan escribiendo capítulos de la misma.

Las causas de su irrupción son muy complejas y hunden sus raíces en la historia mexicana del siglo XX. Es imposible entender el zapatismo, sin mencionar el anquilosamiento del sistema político mexicano. El PRI (Partido revolucionario institucional)1, dominó la esfera de poder desde el triunfo de la Revolución de 1910 hasta el año 2000, a través de un sistema democrático fraudulento. Este partido, con su estructura clientelar, aseguró a las élites dominantes el control de México a lo largo de la centuria. Sin adscribirse a una línea ideológica concreta, basó su estrategia en el mantenimiento del poder, aplicando medidas de diferente sesgo ideológico según las circunstancias, tanto nacionales como internacionales. De esta manera, encontramos tendencias políticas tan dispares como el populismo de Lázaro Cárdenas (1034-1940) o el neoliberalismo de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970). Fue denominado la “dictadura perfecta” por Mario Vargas Llosa, pero la corrupción, falta de transparencia, medidas cortoplacistas, la concentración de la riqueza y un largo etc., acabaron por agotar el sistema, que agonizaba en el momento en que irrumpió en escena el EZLN.

Con respecto al panorama internacional, a pesar de que México disfrutó de ciertos períodos de pujanza y bonanza económica, como la década de 1930, la tónica general de su economía a lo largo del siglo XX define una línea descendente, que vino acompañada de una polarización social: aumento de capital de los estamentos sociales más adinerados, y un empobrecimiento de las clases subalternas. La necesidad de financiación externa hizo caer a México en la crisis más contundente de su historia en la década de 1980 (La denominada “década perdida” de los países latinoamericanos). Es en este contexto, cuando procedente de los reductos de un grupo armado clandestino de identidad marxista, el FLN2, se funda en 1983 el EZLN.

Para esta época, las condiciones de vida de los indígenas de la región de Chiapas eran nefastas. Era un estado eminentemente rural, en el que las reformas agrarias de los años 30 no tuvieron aplicación decisiva, o bien, no obtuvieron los resultados esperados. La cuestión de la tenencia de la tierra se tornó fundamental debido a la ligazón cultural de los pueblos indios de la región. Se trataba, por tanto, de una de las zonas más abandonadas del país en todos los aspectos: socioeconómicos, políticos, culturales.... Si a este caldo de cultivo le añadimos la difusión ideológica de la Teología de la Liberación desde los años 50 (representada por el obispo Samuel Ruiz3) o la difusión desde los años 80 de las tesis indigenistas, que recorrieron América Latina en defensa de los derechos y “usos y costumbres” de los pueblos autóctonos, obtenemos un complejo cóctel que nos ayuda a entender el origen del zapatismo, su complejo conglomerado ideológico, y su grito al mundo: “¡Ya Basta!4.

En un primer momento el movimiento llevó a cabo una insurrección armada, con la intención de llegar a la capital. Su objetivo era claro: derrocar al “mal gobierno”. Así, en su Primera declaración de Selva Lacandona, se manifiestan toda una serie de demandas de justicia social y se deja patente su contraposición al régimen. En los días sucesivos al levantamiento los ezetaelenistas ocuparon las principales cabeceras municipales de Chiapas, con el beneplácito de la población. Sin embargo, quedaron rápidamente replegados a las zonas montañosas (Los Altos) y la Selva Lacandona, debido al despliegue del Ejército federal. El cese al fuego fue decretado el 12/01/1994, en buena parte debido a la presión internacional. Comenzaban así las negociaciones entre el zapatismo y el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, mientras éste último seguía practicando una guerra de baja intensidad, (GBI) buscando el desgaste de los insurrectos. Por su parte, el EZLN empezó a incluir la autonomía como un reclamo fundamental, centrándose cada vez más en el discurso indianista-regionalista, y abandonando las aspiraciones tradicionales de corte marxista que lo caracterizaban en sus orígenes. Iniciaron igualmente su actividad a través de la web y los medios de comunicación, para conseguir visibilidad internacional.

La organización estaba y está compuesta por indígenas, en su mayoría pueblos descendientes de grupos lingüísticos maya-yucatecos: lacandones, tzotziles, tzeltales, tojolabales, zoques, memes… El órgano de dirección del EZLN es el denominado CCRI-CG (Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General), siendo su miembro más destacado y portavoz: el Subcomandante Marcos5. En la línea de la actuación local, y en medio del contexto bélico, se crearon los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ), que constituyen un laboratorio experimental en materia de autogestión de los pueblos indios, una de las cuestiones más debatidas en el ámbito académico y político no sólo de México, sino en la mayoría de países latinoamericanos. Ahora bien, hay que tener presente, que las demandas de “autodeterminación” zapatistas no deben ser entendidas como un proyecto separatista del Estado, sino más bien, como una concepción muy semejante a la de autonomía regional incluida en un proyecto nacional más amplio.

Para conseguir sus objetivos, el movimiento pasa a convertirse en una organización de resistencia pacífica, y vuelca su estrategia en una doble vertiente ya mencionada: gestión local-regional y visibilidad nacional e internacional. Con la emisión de la “Segunda Declaración de Selva Lacandona6 (junio de 1994), se pretende integrar a la sociedad civil en la lucha política del EZLN en pro de la “justicia, democracia y libertad”. Sin duda el artífice del marketing político del movimiento es Marcos, considerado por muchos el revolucionario más carismático de la postmodernidad. Éste conseguirá elaborar, a través de un discurso romántico, toda una red de alianzas mediante sus publicaciones en la web, radio, televisión... Pretende buscar la empatía y colaboración de toda una serie de colectivos minoritarios a escala planetaria, es decir, articular bases de apoyo, no sólo en comunidades indígenas, sino en asociaciones de toda índole (feministas, colectivos LGTBI, movimientos independentistas…), la mayoría de ellos insertados en la ideología de izquierda. Éstos se identifican con el zapatismo en su visión crítica del capitalismo salvaje, y la lucha por la justicia social. Se trata de la primera revolución por internet de la Historia, ya que éste fue su vehículo fundamental de comunicación. Gracias a todo este marketing, la región chiapaneca se convierte en el baluarte de la lucha contra el neoliberalismo económico y la globalización. De este modo, con el apoyo de “los subversivos del mundo”, se presionará al gobierno de Ernesto Zedillo, consiguiendo obtener la firma de los “Acuerdos de San Andrés”, el 16 de febrero de 1996, en el que se reconocen: el derecho a la autonomía y la autogestión de las comunidades, así como sus usos y costumbres, y el respecto a la cultura indígena.

La actitud gubernamental fue durante los años siguientes (1996-1997) ignorar dichos acuerdos, y continuar militarizando la zona (sirviéndose incluso de grupos paramilitares), así como perseguir a distintos miembros de la organización. Por su parte, el ezetaelenismo pondrá en marcha un activismo internacional sin precedentes, celebrando todo tipo de congresos, convenciones, encuentros, y hasta una marcha hacia la capital mexicana. Todo tipo de alianzas político-ideológicas se gestarán en todos los rincones del planeta a través del lema “yo también soy zapatista”. A pesar de ello, la violencia se recrudeció en la zona, teniendo lugar la denominada “Matanza de Acteal”. La respuesta de la sociedad civil, tanto mexicana como internacional, no se hizo esperar, tornando en una serie de protestas masivas contra autoridades gubernamentales.

En los años finales de la década, la situación continuará en las mismas líneas: el gobierno federal seguirá manteniendo esa actitud ambivalente, que desde el alzamiento caracterizó su proceder, y sin llevar a la práctica los célebres acuerdos de 1996. Mientras, la resistencia zapatista llegará a sus cotas más altas de protagonismo internacional para finales de la década. Personajes célebres del mundo de la política, la cultura, las artes, la música… defenderán los valores de lucha zapatista, colaborando con el movimiento en todo tipo de eventos. La continuidad de los ataques gubernamentales a la zona rebelde contribuirá a crear un clima de cada vez mayor crispación social en todo el país. Así, en el año 2000, tras casi un siglo de dominación del PRI, será elegido presidente un miembro del partido de la oposición (el PRD): Vicente Fox, paradójicamente situado más a la derecha. A pesar de que fue considerada una victoria simbólica para el EZLN, y en un primer momento se decidieron retirar parcialmente los efectivos militares de la zona, el panismo no traerá consigo el cambio de actitud institucional, por lo que los neozapatistas activarán la denominada “Marcha sobre el color de la Tierra” rumbo al D.F. para exigir el cumplimento de los mencionados acuerdos.

Mientras tanto, los proyectos autónomos zapatistas se continuarán vinculando a la rebeldía, y no contarán con el reconocimiento del estado-nación mexicano. En el año 2003 se asiste a un nuevo salto en la organización regional, con la creación de los Caracoles, un entramado organizativo que agrupa a distintos municipios rebeldes, (en sustitución de los antiguos Aguascalientes). Son gobernados por las Juntas de Buen Gobierno (JBG), con representantes de los distintos municipios, con cargos rotativos y sin sueldo. Están bajo la vigilancia del CCRI-CG, con el objetivo de evitar posibles corrupciones, irregularidades, arbitrariedades… Centrándose en esta línea de trabajo local, en el año 2005, el EZLN publicará la “Sexta declaración de Selva Lacandona7 a través de la cuál anuncia su renuncio a la defensa armada para siempre (aunque sus rifles fuesen de madera8), y proclamó toda una serie de encuentros, con sus bases de apoyo a nivel internacional en la zona, para definir las líneas de lo que denominaba “La otra campaña”, una nueva etapa en el movimiento.

Desde aquellos años, parece que el EZLN ha ido perdiendo cierto protagonismo mediático, a pesar de la continuidad de su activismo. La comunidad internacional y la propia sociedad mexicana parece que hubiera desterrado de nuevo al olvido a los indígenas chiapanecos. Precisamente, fue esta condena al olvido, una máxima en sus reivindicaciones. Su famoso pasamontañas, símbolo del movimiento y de su Delegado Cero, revelaba una profunda metáfora: “nos cubrimos, para que ahora nos vean”. Así, y a pesar de no continuar en la cresta de la ola mediática, el EZLN ha persistido en su lucha a través de la estrategia de la resistencia pacífica. En este sentido destacó, por ejemplo, la multitudinaria marcha del silencio del 21 de diciembre de 2012 por distintas ciudades del estado.

En la última década, han sido múltiples las denuncias de actos violentos gubernamentales causados en la región. En la publicación de los documentos de las JBG se han denunciado todo tipo de agresiones a las comunidades rebeldes, despojo de tierras, detenciones y arrestos sin garantías jurídicas, actos paramilitares… Por si fuese poco, el gobierno (con los presidentes Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, y Andrés Manuel López Obrador) ha llevado a la zona diferentes políticas de asistencialismo a aquellas comunidades que no se declarasen zapatistas, para promover la división y el enfrentamiento. Tampoco ninguno de los distintos gabinetes ministeriales en estos años ha llevado a cabo la aplicación de los célebres “Acuerdos de San Andrés”.

En mitad de la actual pandemia mundial, el EZLN parece resurgir de sus cenizas anunciando una gran gira internacional, que llegará este verano de 2021 a distintas zonas de Europa, incluida España. En su último comunicado, este mes de enero, de nuevo se convoca a todo tipo de organizaciones para “Realizar encuentros, diálogos, intercambios de ideas, experiencias, análisis y valoraciones entre quienes nos encontramos empeñados, desde distintas concepciones y en diferentes terrenos, en la lucha por la vida”.9 Parece pues, que el lema “Zapata vive, la lucha sigue”, tan escuchado en manifestaciones de toda índole a lo largo del globo, está en el sureste mexicano más presente que nunca.

El partido político será fundado por Plutarco Elías junto a otros líderes de la revolución con el nombre de Partido Nacional Revolucionario en 1928, nueve años después, en 1938, su nomenclatura será modificada por el presidente Lázaro Cárdenas, para finalmente en 1946, adquirir su definitivo nombre, que es por el que lo conocemos en la actualidad, Partido Revolucionario Institucional

Fuerzas de Liberación Nacional. Fundado en 1969 por César Yáñez Muñoz.

El obispo llegó a actuar de intermediario en las negociaciones del EZLN con el poder gubernamental tras el alto el fuego.

Primera declaración de Selva Lacandona”. EZLN. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/1994/01/01/primera-declaracion-de-la-selva-lacandona/

El célebre subcomandante Marcos, ha sido denominado también como Delgado cero, y desde 2014 se hace llamar Subcomandante Galeano.

Segunda declaración de Selva Lacandona”. EZLN. https://enlacezapatista.ezln.org.mx/1994/06/10/segunda-declaracion-de-la-selva-lacandona/

Sexta declaración de Selva Lacandona” EZLN. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/sdsl-es/

El sueño zapatista”. Yvon Le Bot. https://enriquedussel.com/txt/Textos_200_Obras/PyF_revolucionarios_marxistas/Sueno_zapatista-Yvon_Le_Bot.pdf

Primera parte… Una declaración por la vida” EZLN. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2021/01/01/primera-parte-una-declaracion-por-la-vida/