El señor de las moscas, ¿cazar o cuidar la hoguera?
«Se absorbió más allá de la mera felicidad al sentir que ejercía el control sobre
los seres vivos. Les hablaba, los impulsaba, les ordenaba. Retraídos por la
marea, sus huellas se convirtieron en bahías en las que quedaron atrapadas y
le dieron la ilusión de la maestría»
El señor de las moscas, 1954, William Golding
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