Prueben a sentarse en su sofá, después de una dura jornada laboral, cansado, deseoso de disfrutar de su merecida libertad y, por supuesto, con unas ganas tremendas de informarse, ver en la televisión lo que sucede en el mundo. Política. Economía. Desea ver una tertulia con personas preparadas en sus campos, analizando determinadas situaciones que realmente pudieran tener algún tipo de repercusión en su laboriosa vida - política, corrupción, paro, crisis económica, crisis sanitaria, subida del salario mínimo, subida o bajada de impuestos a autónomos y contribuyentes, etcétera -; sin embargo, se encuentra usted ante un escenario completamente opuesto al que esperaba: Ve usted un programa en el que sus colaboradores - personas de gran bajeza moral, poco profesionales y de cuestionable preparación académica - no respetan los turnos de palabra, gritan, insultan y, sobretodo, dedican su tiempo en acosar y exponer la vida de personajes públicos. Dése por bienvenido, está usted ante la prensa Rosa.