Más noticias, menos escándalos
El estruendo de mentiras, exageraciones y agresiones verbales que caracterizan la vida política de estos días no es fruto de la casualidad, ni responde a calentamientos puntuales o imprevistos.
- Publicado en Opinión
El estruendo de mentiras, exageraciones y agresiones verbales que caracterizan la vida política de estos días no es fruto de la casualidad, ni responde a calentamientos puntuales o imprevistos.
Durante los últimos días la sociedad española contempla con estupor y preocupación la escalada de la violencia verbal en la vida política, multiplicándose los episodios de insultos y amenazas graves.
Uno de los compromisos más relevantes adquiridos por Pedro Sánchez en su investidura como Presidente del Gobierno fue el de recuperar la convivencia entre catalanes, así como el entendimiento entre Cataluña y el resto de España.
Es pura matemática. Si se perdonan impuestos a las rentas altas, se cuenta con menos recursos para atender como es debido la sanidad de todos.
Desde luego, Feijóo no toma las decisiones importantes en el seno de su partido.
Vivimos un momento socialdemócrata en la política europea.
Igual que hubo momento neoliberal con Thatcher y compañía a finales del siglo XX, y hubo momento “austeridad” en la respuesta a la crisis financiera de 2008, hoy contamos con un escenario equiparable a aquel gran consenso keynesiano que alumbró la Europa de los derechos y el bienestar en la segunda posguerra mundial.
La derecha no quiere que las pensiones se eleven conforme al coste de la vida, un 8,5% en 2023, como propone el Gobierno.
Uno de los descalificativos más chocantes que suele utilizar la derecha contra las iniciativas del Gobierno es el de “ideológico”. Al parecer, para los derechistas nada hay peor que una ley, una medida o un nombramiento que pueda tacharse como “ideológico”.
Imaginen al conductor de un vehículo que pretende circular por una calle prohibida. La policía le indica que su intención contraviene la norma municipal, y el conductor alega que la norma le disgusta, que reclama cambiarla y que, mientras tanto, circulará por donde le de la gana.
Los más pudientes no quieren pagar impuestos, y el PP de Feijóo, Moreno y Ayuso sirven a sus intereses en las instituciones.
Una de las diferencias más relevantes en la gestión la crisis vigente respecto a la anterior crisis financiera reside en el evidente liderazgo que ahora ejerce el Gobierno español acerca de las decisiones trascendentes que se adoptan en el seno de la Unión Europea.
La experiencia nos dice que en toda crisis aparecen inevitablemente tres categorías de protagonistas: los gestores públicos, las víctimas y los aprovechados.
La política puede ser dura y exigente. En escenarios de dificultad, cuando el interés general requiere decisiones eficaces y ágiles, no se pueden reclamar paños calientes. La crítica acerada ante un error, la reivindicación contundente ante una necesidad, están justificadas. No cabe quejarse.
Hay ciclos en política, desde luego. Los hay en la política española, por descontado. Y estamos experimentando un ciclo de gran profundidad y alcance en la política de nuestro país. Pero es un ciclo muy distinto al que tratan de divulgar los propagandistas del “fin de ciclo sanchista”.
El comportamiento del PP durante la última sesión plenaria del Senado en este mes de julio es paradigmático acerca de la estrategia del partido de Feijóo.
El Proyecto de Ley de Memoria Democrática ha sido aprobado por el pleno del Congreso de los Diputados con un respaldo amplio: 173 votos a favor, 159 votos en contra y 14 abstenciones.
La derecha española nunca confió en las buenas artes de la política para ganar unas elecciones generales.
Todos recordamos aquella confesión del periodista Luis María Ansón: “Para terminar con González se rozó la estabilidad del Estado”.
En una combinación demasiado habitual de ignorancia y mala fé, un buen número de portavoces de la derecha política y mediática intentan en estos días contraponer el éxito de la política exterior de nuestro país, “lejana respecto a las necesidades de los españoles”, con los “problemas reales de la ciudadanía”.
Los propagandistas de la derecha recitan como un mantra la feliz venida del “cambio de ciclo”, en una lectura tan previsible como falaz de los resultados de las últimas elecciones andaluzas.
Resulta insólito que un responsable de oposición en un país democrático se dirija a un país agresor para darle la razón y deslegitimar al gobierno propio. Es lo que ha hecho Feijóo tras la congelación unilateral de los intercambios comerciales por parte de Argelia.
Durante los últimos días, muchos analistas políticos han subrayado el logro del Gobierno por sacar adelante 140 leyes en lo que va de legislatura, pese a un contexto político de gran fragmentación y complejidad.
El candidato del PP a la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha dejado claro ante la Confederación de Empresarios de Andalucía que su referencia en política económica y fiscal es el gobierno de la Comunidad de Madrid, también en manos del PP.
Queda apenas un año para las próximas elecciones municipales y autonómicas. Y, una vez más, la campaña de Madrid será una de las más decisivas en la contienda.