En estado permanente de emergencia
Desde el pucherazo de Aleksandr Lukashenko en las elecciones presidenciales de agosto de 2020 en Bielorrusia, se han sucedido ya cinco paquetes de sanciones, innumerables declaraciones políticas e institucionales y, lo que es peor, innumerables violaciones de los derechos humanos. Desgraciadamente, la instrumentalización de los migrantes se ha convertido en un arma política arrojadiza en cualquier momento en cualquier lugar de las fronteras exteriores de la Unión. Nuestros competidores saben que nuestro talón de Aquiles, la migración, ofrece una oportunidad inmejorable para obtener rédito político, ejercer presión o incluso ganar influencia en un proceso negociador.
- Publicado en Opinión