Nunca me ha parecido apropiada la tan reiterada expresión de la “España vaciada”, porque me resulta poco respetuosa con las personas que siguen habitando en nuestro medio rural, y que merecen, cada una de ellas, poder acceder a los derechos y oportunidades que se disfrutan en la “España abarrotada”… En realidad, deberíamos hablar de una “España llena”: llena, por ejemplo, de espacio y de naturaleza, tan valiosos ambos en tiempos de pandemia, y cada vez más deseables frente a la congestión y la contaminación de las ciudades. De una España llena, también, de los anhelos, sueños y necesidades de sus habitantes, que exigen una acción pública hasta hoy a todas luces insuficiente. Y ahora, gracias a los fondos Next Generation UE, podemos hablar de una España llena de proyectos viables para acelerar las necesarias transiciones social, ecológica y digital, que pueden ser financiados por dichos fondos.