Los que saben de todo
- Escrito por Carlos Losada Ortiz
- Publicado en Tribuna Libre
Me declaro enemigo intelectual del cuñado o, lo que es lo mismo, del todólogo. Durante esta pandemia he sacado varias conclusiones, no todas caben en un artículo. He tenido tiempo para reflexionar, leer y ver mis carencias, que no son pocas. Como casi todo en la vida, he extraído muchas cosas positivas durante este tiempo, pero también he tenido el disgusto de entablar conversaciones con algunas personas que creen saberlo todo: gobernar un país; arbitrar; entrenar a un equipo de fútbol profesional e incluso guiar la vida de los demás, aunque sin saber gestionar muy bien la suya. El todológo suele tener un odio visceral, ya que es considerado por sí mismo como un prodigio desde que su madre lo parió. No hay más verdad que la suya.
Mis enemigos intelectuales acostumbran a buscar una enemistad absolutista. Uno de ellos cree que la masonería es la que mueve los hilos del mundo, la finalidad es clara, destruir el catolicismo y, por ende, España y las instituciones. Dejo pasar lo que proclamó contra los illuminatis. Otro de los muchos me declaró una guerra diaria, desprestigiando a los historiadores, acusándonos de no ser lo suficientemente radicales respecto a lo que realmente sucedió en el pasado y pasa en el presente. En resumen, que somos siervos de Bill Gates, nos dejamos engañar por élites que ni presenciamos (ellos sí) y las noticias del mediodía que, por cierto, hay que evitarlas a toda costa. Eso sí, no suscitan alternativas, ni razonamientos serios y mucho menos sosiego. Entonces me hice una pregunta, ¿para qué investigar si todo lo que sabemos está causado por un poder que quiere contarnos la mitad de sus intereses?
En España pocas veces se defiende la lógica científica, más bien se interioriza con ahínco al enemigo, al adversario, al que queremos atacar. En definitiva, odiamos más que otra cosa. Pues ahí está la extrema derecha para captar el descontento de la población y aprovecharse de las coyunturas y deficiencias de un sistema democrático que se ve tambaleado por un movimiento claro, conciso y defendido por meapilas que tienen una fijación nítida contra herejes y vacunados, contra chinos y musulmanes, contra medios de comunicación que no les besan los pies... Tenemos al monstruo creado, se comió a Olona y se ha comido a Losantos. ¿Quiénes lo pararán?
Basta ya de exonerar al personal. Las escusas del pasota que tenga medios puede llegar a ser de las cosas más dañinas del siglo XXI, porque -aun teniendo herramientas eficientes para encontrar obras, referencias loables, información académica y científica - prefiere tragarse los bulos de la red, tender a lo fácil y faltar a la responsabilidad. Este falso extravagante es presa fácil para populistas y demagogos que -basándose en estudios de opinión y transformando problemas complejos en sencillos- buscan captar sentimientos, necesidades y -como no- enemigos tan diabólicos como necesarios. En un mundo donde se naturalizan cada vez más los movimientos de extrema derecha, se empieza a presenciar una equidistancia general entre los que están a favor y en contra de los derechos humanos, pro feministas y los que niegan la violencia contra la mujer, presidentes electos por los ciudadanos y los que asaltan a instituciones que representan a la población...
No demos bola a la irracionalidad. Centrémonos en debatir con quienes realmente lo merezcan porque si promovemos constantemente dualidades innecesarias, ya les estaremos dando valor a los enemigos del pensamiento y los discursos reaccionarios, por lo que paulatinamente irán ganando terreno. Gastemos nuestras energías con el que piense diferente a ti, pero de vez en cuando parezca que consulta con la almohada, con el disidente que te haga reflexionar y rellene tus exigüidades. Rebelémonos intelectualmente contra los acríticos viscerales que van in crescendo con cierta egolatría e interactúan en las plazas y redes sociales con una cada vez mayor desvergüenza. Ganemos en mesura, perdamos en el griterío.
Recuerdo una frase de Mafalda que decía: "A mí me da igual que la gente no piense igual que yo, a estas alturas con que piense, me conformo".
Carlos Losada Ortiz
Graduado en Geografía e Historia por la Universidad Pablo de Olavide. Máster Universitario en Formación del Profesorado de ESO y Bachillerato, FP y Enseñanza de Idiomas por la Universidad Internacional de La Rioja.
Twitter: @clortiz94