El ocio LGTBI y los barrios rosas
- Escrito por Jordi Petit
- Publicado en Arco Iris
Los barrios rosas son fruto de décadas del movimiento lgtbi, sin una lucha previa por los derechos básicos no existirían locales de ambiente homosexual, ni menos barrios rosas. No lo olvidemos, no vinimos de la nada y nada nos regalaron. La Revuelta de Stonewall (1969), se produjo precisamente en defensa y contra el acoso policial en los locales donde una y otra vez la policía de Nueva York realizaba redadas. Dos personas trans encabezaron aquella rebelión y hoy están honradas con calles a su nombre.
En 1980 el Gobernador Civil de Barcelona (UCD), empezó con el cierre de bares de encuentro de lesbianas y gays en la zona de Gracia y Diagonal. El Parlament de Catalunya y las protestas de la prensa consiguieron dar la vuelta a la situación y todos los locales volvieron a estar abiertos.
Los barrios rosas y los locales de ambiente gay jugaron un papel primordial en la lucha contra el vih/sida en los 80's-90's. No lo olvidemos.
En nuestra sociedad tan plural, los grupos humanos que comparten las mismas características, tienden lógicamente a relacionarse entre sí por afinidad, como es el caso de la comunidad lgtbi.
La aparición de los barrios rosas en Madrid y luego en Barcelona no fue otra cosa que el efecto de la demanda de homosexuales y transexuales. Se ganó un espacio urbano compartido con el vecindario, un área de mayor seguridad y libertad.
El efecto de los barrios rosas es como la gota de agua que cae en el agua y va creando ondas expansivas en toda la ciudad. Son un espejo de visibilidad lgtbi, donde nadie está obligado a ir y donde no existen barreras de ningún tipo.
Chueca y el Gaixample son el alma de las masivas manifestaciones del Orgullo, años tras año.
El Gaixample ha jugado pues un papel movilizador desde 2008, acompañado de la mayoría de asociaciones lgtbi de Catalunya con el apoyo de ACEGAL, entidad empresarial sin ánimo de lucro y que no interviene en la toma de decisiones de las ong's. Chueca despegó mucho antes.
El crecimiento de éstos u otros barrios particulares, puede acarrear un fenómeno de gentifricación y encarecimiento, que una vez toca techo, vuelve a sus costes originales, aunque hay muchos locales donde ir y elegir. Diría que en Europa los barrios rosas tienen mucho más de ser punto de paso y no tanto de mudarse para vivir allí, como si ocurre en Norteamérica.
Hace muchos años que existe una ya conocida corriente crítica contra el llamado euro-rosa. Nada que objetar, simplemente está bien el disenso aunque no ofrezca alternativas concretas y sea solo destructivo. No comparto esa banalización y rechazo de lo que en su día fue una gran conquista. La gente lgtbi opta libremente por ir o no donde prefiera, nadie tiene porque culpabilizarnos por donde elegimos divertirnos. Los locales de ocio lgtbi no son un problema, el reto es ser visibles en todas partes.
En Chueca y el Gaixample las cañas valen lo mismo que en cualquier otro lugar de ocio nocturno y la edad media de quienes los frecuentan varía según el horario. A final de la tarde abundan las personas mayores que eligen uno u otro local y más tarde llega gente más joven. Los fines de semana acuden quienes viven lejos de las grandes ciudades.
Chueca y el Gaixample evolucionarán según evolucione la comunidad lgtbi, es la que decide ir o no a estos lugares. Seguramente los barrios rosas cambien por sí mismos. Por ejemplo, en estos últimos años con las redes sociales, hay quien ya no sale de casa. En mi caso prefiero conocer a la gente cara a cara, precisamente en estos locales donde encontré a tantas amistades y algún novio. Me parece menos anónimo y más humano verse en persona en un local de ambiente, que no a través de una web. A mi parecer se revalorizan así estos barrios por ofrecer contacto directo. Para gustos colores, obviamente, y todo se puede combinar.
Algo muy interesante y que todavía no ha llegado a Europa sucede en los primeros barrios rosas de Canadá y de los EEUU. Quienes allí se mudaron en los años 50's y sucesivos, allí se han quedado y el resultado es ahora una mezcla total de edades que se vive con plena normalidad. ¿Quién teme al ocio lgtbi?
Jordi Petit
Militante de la Juventudes Comunistas de Catalunya (JCC) y del PSUC en la clandestinidad del franquismo. Pasó dos veces por la cárcel. En los 80's fue miembro del Comité Central y del Comité de Barcelona del PSUC.
Ocupó en 1980 el cargo de coordinador general del Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) y en 1986 lo abandona para co-fundar Gais per la salut (luego Stop Sida) y la federación de entidades Coordinadora Gai-Lesbiana (CGL), de la que fue secretario general hasta 1999. A continuación fue electo como presidente de honor de la CGL. También fue co-secretario general de la International Lesbian & Gai Association (ILGA), desde 1995, reelecto en 1997, hasta 1999.
En 1992-93 trabajó como coordinador de la campaña “Democracia es igualdad” del Ministerio de Asuntos Sociales (entonces con Matilde Fernández), campaña contra la intolerancia integrada por 11 grandes ong's estatales. El spot de tv de “Democracia es Igualdad” recibió un galardón de la ONU.
En los 90's se aleja de ICV y en 1999 formó parte de la candidatura de Pascual Maragall a la Generalitat de Catalunya. Desde entonces sigue como independiente en la órbita socialista.
Ha recibido numerosas distinciones y premios, tanto desde las asociaciones lgtb, como de las instituciones civiles. Medalla de Honor de la Ciudad de Barelona y Creu de Sant Jordi. Premio Pluma 2019 de la FELGTB.
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