Largo Caballero por el salario mínimo legal en 1925
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Textos Obreros
En enero de 1925, Francisco Largo Caballero publicó un artículo en el Heraldo de Madrid, que luego reprodujo El Socialista sobre el salario mínimo legal.
Largo hablaba en su artículo de la dura realidad laboral y salarial de los trabajadores del campo. Con motivo de lo ocurrido en la recolección de aceitunas en Andalucía se había hablado mucho en la prensa sobre la “miserable condición” en la que trabajaban estos obreros. El conflicto había surgió porque el jornal más alto que los huelguistas percibían no pasaba de dos pesetas. Pero eso no era lo peor, sino que muchos de estos obreros no trabajan más que una tercera parte del año porque en las otras dos estaban en paro forzoso.
Los salarios en el campo no venían dados por el bajo precio del producto en el mercado o por la poca producción de los trabajadores, sino por la abundancia o escasez de la mano de obra y por la fuerza de la organización obrera existente. Responsabilizar a los obreros del campo de la poca intensidad en la producción era un pretexto para justificar los abusos que padecían.
Largo Caballero reclamaba que los poderes públicos se fijaran en esta cuestión porque estaba relacionada con la paz social, y porque con esos salarios no se podía vivir. De la misma manera que el poder público imponía medidas de higiene para defender la salud pública, debía impedir los abusos patronales que afectaban a la propia salud de los trabajadores por la falta de una retribución equitativa por el trabajo realizado. En este sentido, aludía a que algunos países se habían tomado en serio esta cuestión, como Argentina, que había aprobado el año anterior una ley para el salario mínimo de los obreros agrícolas.
El salario mínimo legal no solamente beneficiaba a los obreros, sino a toda la sociedad porque era un medio para mejorar la producción, evitaba conflictos laborales y podía frenar a los patronos poco escrupulosos que se valían del arma de la baja de los salarios para luchar en el mercado contra los que tenían alguna conciencia.
Largo afirmaba que no faltaría quien considerase como algo imposible el establecimiento del salario mínimo, pero afirmaba que la ley más que señalar el jornal debía crear los órganos o los medios que necesitaban los obreros para lograr que su esfuerzo fuera retribuido de acuerdo con lo que establecía la equidad. Los trabajadores de ciertos sectores, como el de la agricultura, por falta de fuerza organizada no podían acudir al convenio colectivo, que tan buenos resultados solía dar en la industria. Por eso, la ley debía establecer por sí misma la base para llegar a esos convenios o acuerdos, creando organismos paritarios con la misión de establecer salarios mínimos de obligado cumplimiento, como se hacía, insistía, en la industria.
Largo recordaba que este asunto del salario mínimo había sido tratado en la OIT, discutiéndose su inclusión en el orden del día de la Conferencia de 1926. Por eso, consideraba que los gobiernos previsores debían anticiparse antes de que terminase siendo impuesto por los compromisos internacionales.
Podemos trabajar con el número 4980 de El Socialista, de 22 de enero de 1925.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.