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'Nixon en China': una ópera sin desperdicio


(Tiempo de lectura: 3 - 5 minutos)

Estrenada en Huston en 1983 tras un encargo del director Peter Sellars, John Adams (1947) utilizó el 'histórico' viaje de Nixon a China de 1972 para elaborar una de las escasas óperas contemporáneas con posibilidades de permanencia a lo largo de los años.

Adams que ideologicamente es un un hombre cercano a la izquierda del Partido Demócrata y que considera que "tanto Nixon como Mao eran grandes manipuladores de la opinión pública" delegó en una poeta, Alice Goodman (1958) los diálogos de esta ópera inusual, renovadora y sin desperdicio, que cabalga musicalmente entre diversas e indiscutibles fuentes, desde la lírica de finales del XIX y principios del XX al minimalismo 'inequivocamente americano' de Philp Glass (y de Michael Nyman), con una rica, diversificada composición donde hay el más amplio abanico de contenidos, desde lo sinfónico, a la música para ballet, con una instrumentación muy diversa en la que también caben los sintetizadores, y unos originales juegos de sonido en las voces. Esa modernidad de Adams está presente en una obra no exenta de impacto polémico, como su segunda ópera 'La muerte de Kinshoffen' estrenada en 1991 que utiliza otra noticia, el secuestro del transatlántico 'Achile Lauro'. Adams demuestra un gran dominio de la composición con momentos de una alta intensidad dramática junto a otros que tratan de aproximarse a su particular lectura de la ópera china. A diferencia de otros libretos poco consistentes o convencionales esta cruza dos contenidos en los diálogos: la controversia ideológica con el lenguaje poético. La belleza de ese 'mix' y su increíble gancho para el espectador en momentos como la entrevista Nixon-Mao o el sorprendente y 'frío' pero poético final, merecen por si mismos una lectura de esos textos de increíble agudeza y a la vez belleza formal.

Bajo esa perspectiva la trama esta construida a través de situaciones, diálogos y controversias entre personajes-símbolo: Nixon/Mao, Kissinger/Chu en Lai, Pat Nixon-Chian Ch'ling, esposas de ambos presidentes con personalidades antagónicas y mundos diferenciados, discurso retórico/'mass media', sociedad industrial capitalista/mundo rural y Revolución Cultural...contraste que también se acompaña en la partitura y el ballet. Su abanico es muy amplio y ofrece gran capacidad de sugerencias.

En contra de lo que inicialmente sugiera el contenido, esta ópera de nuestro tiempo va más allá de la controversia ideológica o la exposición de dos modelos de sociedad, y es un enorme espectáculo. 'Nixon en China' viene siendo representada desde hace años en las principales óperas del mundo (ahora se está haciendo de nuevo en París).

La producción que propone el Teatro Real coproducida con las óperas de Copenhague y Escocia es todo un hallazgo bajo la dirección escénica de John Fulljames, que en 2018 trabajó también en este escenario madrileño en 'Street Scene' (si, el impresionante decorado de un barrio que se abría en dos y se rompía)y ahora lo hace junto al escenógrafo y figurinista Dick Bird.

Su trabajo es excepcional, con una de las mejores utilizaciones de las proyecciones vistas en mucho tiempo, resolviendo con maestría escenas como la llegada y la escalerilla del avión, o la cena con una amplísima mesa que no es más que una imagen sobre una tela blanca que se recoge. Las transiciones de las acciones están resultas con destreza. El elevado tono de esta gran producción de la que solo se harán siete representaciones en total, hasta el 2 de mayo, se pone de relieve en detalles como el vestuario o el maquillaje y la caracterización (¡cómo queda Borja Quiza, una de nuestras más increíbles estrellas líricas y cuya facilidad para transformarse se viene repitiendo en este y otros escenarios¡). Dos directores musicales dirigen a la orquesta titular, la coreana Olivia Lee-Gunderman (a cuya representación asistimos) y el griego Kornilios Michailidis. Responsables musicales con nombre capaces de asumir trabajos nada convencionales (por ejemplo este caso, donde hay instrumentaciones y sonoridades muy complejas incluido los sintetizadores).

Ese tratamiento sonoro se percibe en el uso de las voces, con Leigh Melrose/Nixon, Jacques Imbrailo/Chu, Alfred Kim/Mao el antes citado Borja Qiza (Kissinger), sopranos como Sara Tynan/Pat Nixon, Audrey Luna (la mujer de Mao), en un gran conjunto vocal al que añadir 'mezzos' (Sandra Fernández, Gemma Comer-Alabert, Evaterina Antipova...) sin olvidar al Coro del Real que tiene un amplio cometido en la producción, o el excelente grupo de baile con muy buenas coreografías. Más el trabajo de la iluminación, con la constante resolución informativa de las pantallas donde se suceden imágenes reales, fotografías, portadas y recortes de prensa, incluso imágenes de actualidad donde aparecen Trump y Biden, también el presidente Pedro Sánchez en su reciente viaje a China.

Frente a cualquier prejuicio esta ópera no tiene nada que ver con el fresco historicista o el cartón piedra. Es todo lo contrario: aprovecha una anécdota que tuvo una enorme carga simbólica en 1972 cuando todavía se mantenía la guerra de Vietnam (estremece esa página de 'Life' con los rostros de los jóvenes americanos muertos en la ultima semana en el sudeste asiático), para generar una propuesta donde hay contraste ideológico y lenguaje poético; un cóctel nada fácil resuelto con acierto.

La maquinaria de esta compleja producción funciona muy bien, tanto en lo musical como en lo dramático, con una dirección de actores sobresaliente. Los protagonistas no son imitadores ni dobles de un 'show' televisivo, sino personajes con identidad que en manos de sus cantantes-actores dan credibilidad y ponen cara a las contradicciones de aquellos a los que encarnan.

Doctor en Sociología y licenciado en Derecho, CC Políticas y CC de la Información es escritor de ficción y no ficción, periodista y autor audiovisual para cine y tv.