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Las mil y una noches


(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

«Que las leyendas de los antiguos sean una lección para los modernos, a fin de que el hombre aprenda en los sucesos que ocurren a otros que no son él. Entonces respetará y comparará con atención las palabras de los pueblos pasados y lo que a él le ocurra y se reprimirá»

Las mil y una noches, hacia el s. X, anónimo

Este relato dentro de relatos es difícil de datar, porque se trata de una colección de cuentos, leyendas y poemas de Oriente Próximo de tradición oral y diferentes épocas, posiblemente del s. X de origen persa, que llega hasta el s. XVIII cuando el orientalista francés Antoine Galland le añade tres de los cuentos más famosos: Aladino y la lámpara maravillosa, Alí Babá y los 40 ladrones y Simbad el marino, que, por cierto, no son de origen árabe (el primero es chino, Alí Babá es sirio y Simbad es egipcio, con un fuerte componente homérico) pero que cuentan con antigua raigambre en el imaginario popular de los pueblos orientales. Tampoco importa que al principio no fueran mil historias, porque ese número solo daba cuerpo a la magnitud y la diversidad de sus fuentes griegas, egipcias, sirias, persas, indias e incluso chinas. Sus filas se fueron engrosando hasta alcanzar los doce volúmenes en una edición prusiana del s. XIX. En ese momento, el orientalismo estaba de moda en Europa, pero era una visión elitista y algo moralista que alteró mucho el lenguaje y las historias más picarescas. La censura es cosa de siempre.

El corpus legendario es la primera historia del sultán Shahriar y la bella Sherezade, un rey todopoderoso y con baja autoestima que considera a las mujeres infieles por naturaleza, eso sí, él tirando de su enorme harén, y que degolla a sus esposas todas vírgenes al día siguiente de desposarlas, para evitar que le pongan los cuernos. Cuando ya agota la cuota de virginidad y deja de encontrar candidatas, se ofrece voluntaria Sherezade, la hija del visir. Decide que le irá contando una historia cada noche que interrumpe al amanecer, con la promesa de que la siguiente será aún mejor y así evitar su condena. Y lo consigue, porque tras mil y una noches el sultán ya no teme la infidelidad y ella consigue sobrevivir. Bueno, maravilloso que dé paso a esta perla de relatos, si bien una lectura medianamente sensata en la actualidad no solo sería mucho más severa y cuestionable, sino que también explicaría la misoginia y el sometimiento de la mujer en muchos de los países fuente de estas leyendas. Por otro lado, tiene otra cara B, pues está llena de relatos truculentos, de asesinatos, violaciones, torturas y actos crueles. Vamos, la vida misma. Las versiones menos adulteradas contienen actos reprobables y sus personajes son humanos, con su lado oscuro y su lado de luz y sus afanes atrapan y hacen pasar las páginas con la misma expectación con la que el rey esperaba la noche de su cuento, porque al final, nada era como parecía ser. Lo que quiero transmitir es que esta obra maestra de la literatura medieval debe leerse con ojos críticos, pero también y sobre todo con ojos literarios y degustarla como lo que es, un variado compendio del ser humano para que aprenda y se corrija, para que se refleje y rectifique, como dicen las palabras del prólogo a la obra. Y lo más bonito es que todo ello es obra de una mujer, más inteligente y dotada que un rey acomplejado con patente de vida o muerte. Sí, el cambio viene de la mano femenina de la dulzura.

Licenciada en Filología Hispánica (1984-89) y en Filología Alemana (2001-04) por la universidad de Salamanca, con diplomaturas en italiano y portugués. Vivió 10 años en Alemania, donde dio clases en la VHS (universidad popular) de Gütersloh, Renania del Norte-Westfalia, desde 1993 a 2000.

Posteriormente, ya en España, decide dedicarse a la traducción y corrección de libros y textos de diversa índole, labor que sigue ocupando a día de hoy.

Es miembro de la AEPE (Asociación Europea de Profesores de Español), de ASETRAD (Asociación Española de Traductores e Intérpretes) y otras entidades relacionadas con la traducción.

Asimismo, colabora como traductora honoraria para diversas ONG.