‘Trato de favor’: un divertido ‘disparate’ zarzuelero y revisteril
- Escrito por Manuel Espin
- Publicado en Cultura
A principios del XX y hasta la mitad del siglo la zarzuela estaba muy presente en los teatros españoles con partituras y cantables que llegaron a trasladarse a la calle y entrar en la memoria colectiva de distintas generaciones. El género llegó a ser muy popular, como en su día ocurrió con la ópera en Italia, lejos de cualquier santuario elitista.
Sin embargo, tanto buena parte de los libretos (entre los que hubo mucha exaltación de un conservador regionalismo costumbrista) como las condiciones con las que se escenificaban esas obras bajo la impronta de los telones pintados y el convencional movimiento escénico, harían inviable ese tipo de representaciones en nuestro tiempo, y las que hoy en día todavía se hagan de esa forma están llamadas a permanecer en un cada vez más disminuido 'reducto' para espectadores poco sensibilizados ante los vertiginosos cambios en los espectáculos de nuestro tiempo.
Por eso hay que apostar por la renovación y re-lectura de los antiguos títulos de repertorio, la mayor parte con partituras brillantes y libretos anticuados, y ponerlos en valor con tratamientos adecuados a públicos muy distintos a los de un ayer todavía cercano. Junto a ello la necesidad de incorporar nuevos títulos a ese repertorio concebidos desde perspectivas actuales. En esta temporada el Teatro de la Zarzuela ha estrenado dos nuevas obras: 'Policías y ladrones' sobre música de Tomás Marco y libreto de Álvaro del Amo, tematicamente al aire de los escándalos 'Gurtel' y otros, a quien argumentalmente tampoco le ha beneficiado el desenfoque del asunto en las páginas de actualidad de los medios, y la recién estrenada 'Trato de favor'.
A diferencia de 'Policías...' la partitura evita la referencia a la música contemporánea atonal presente en la pieza de Tomas Marcos. Ahora Lucas Vidal ofrece uno de los más amplios abanicos temáticos que puedan verse en una producción musical de estas características, en la que hay referencias al sinfonismo épico para películas de un John Williams, con gran ampulosidad musical, temas donde la melodía es fundamental, referencias a la revista española de la primera mitad del siglo, a la comedia musical, citas a la música-disco y al 'pop', y a la vez menciones a música tradicional española enlazando con la tradicional identidad del género aunque sin sentirse atrapado por condicionante alguno. Es muy positivo que un compositor de hoy como Lucas Vidal haya sido capaz de desenvolverse con comodidad en espacios tan diversos.
Con propiedad, 'Trato de favor' no es propiamente una zarzuela, ni una opereta, ni un musical, ni una revista, pero tiene partes de ellas, remitiendo a los cruces de género aparecidos en los 30 a través de Sorozábal, Guerrero o Alonso, entre otros, músicos con 'oído' y sensibilidad para las músicas que entonces se escuchaban (el fox, el jazz, la opereta, el cabaret...). En este sentido Vidal hace un gran trabajo en una diversidad de contenidos, estilos, en los que aparecen bases muy variadas y la partitura es especialmente agradecida por públicos muy diferentes. Labor potenciada por la excelente dirección orquestal de Andrés Salado, de un brío y energía arrolladores, incluso con un uso de la percusión nada habitual en otras partituras antiguas del género. Salado logra dar a la Orquesta de Madrid una sonoridad de una amplitud y versatilidad deslumbrante.
Desde el contenido temático y argumental 'Trato...' es un puro disparate al que Emilio Sagi, que no solo es un consolidado director escénico en la ópera sino en el musical o la opereta, le sigue el juego a través de las posibilidades del hiperbólico libreto de Borys Yzaguirre ante el que que un amplio conjunto de cantantes/actores y bailarinas se prestan a salir de su 'zona de confort'. Resulta llamativa la complicidad de la 'diva' Ainoa Arteta para prestarse a hacer el personaje más histriónico y de una pieza de su carrera, 'Ana Mía', una mezcla de Cruella de Vill con la hiper-sofisticada 'vedette' de revista, donde hay una apoteósica bajada de escalinatas que remite al 'music-hall' y la pasarela. Sorprende verla en un decorado de discoteca con luces giratorias cantando un tema-disco con traje de lamé y gogós, al servicio de su enloquecido argumento: una 'reinona' absoluta que cumple condena en una cárcel de mujeres donde sigue siendo reverenciada cómo una estrella, desde la que se acaba escenificando la canción española en Eurovisión que ella canta, y donde finalmente gana. Yzaguirre representándose a si mismo, hace distintos cameos en el patio de butacas como el conductor de la gala que anuncia las votaciones de los jurados, y dialoga con el público en escenas que parecen sacadas del cabaret. Para no ser menos el personaje de la diva absoluta descubre en la cárcel que se ha enamorado de otra mujer, con los consiguientes besos lésbicos en escena. El final responde a ese tono nada convencional, y la tradicional pareja enamorada se reemplaza por dos mujeres.
El tono de disparate y 'gran guiñol' de 'Trato de favor' es total y Sagi y el variado conjunto se han dejado llevar por las tentaciones de la historia en un decorado 'todo-terreno' de Daniel Bianco que es cárcel, camerino, discoteca y plató de televisión. Tan solo queda algo plano desde el punto de vista teatral el tema musical en el que se describe la trayectoria cinematográfica del personaje de 'Ana Mía'/Ainhoa Arteta, frente a la imaginación con la que se escenifica el resto de esta 'locura' que provoca la carcajada continua del público por su tono de auto-parodia. Otra cosa es que el alcance de esta producción guste al público más tradicional del género; por otra parte ofrecida con grandes medios y solvencia profesional, en la que además del Coro de La Zarzuela y el vestuario de Jesús Ruiz, las excelentes coreografías de Nuria Castejón o la iluminación de Albert Faura hay que anotar un amplio repertorio de voces-actrices femeninas de primer nivel (María Roy-Joly, Nancy Fabiola Herrera, Cristina Faus, Amparo Navarro, Amelia Font, María José Suarez, Garutxe Beitia, Lara Chaves, etc.,) y una sola masculina, Enrique Ferrer. Es previsible el rechazo de un sector de público ultra-conservador que cree que el género le pertenece como propiedad, y se niega a asumir enfoques nuevos distanciados de viejos libretos y partituras. En este sentido la humorística cita a 'La rosa del azafrán' dicha en clave de desafino sentará mal a quienes apenas aceptan cambios.
Más allá de si esta producción es o no una zarzuela, como espectáculo tiene ritmo, cierto aire de transgresión, un enfoque musical novedoso y aportaciones de contenidos como la música sinfónica para cine de acción, la canción 'pop' junto a rememoraciones españolas, en manos de Lucas Vidal que se mueve con soltura entre géneros muy diferentes, tanto como Andrés Soler a quienes corresponde parte importante de lo más sólido de esta obra que La Zarzuela escenifica en trece funciones hasta el 21 de mayo. De forma teórica esta atípica producción de 'zarzuela' debería merecer atención del público joven, el que va a ver franquicias de musicales, y su ligereza, frescura y descaro son algunas de sus virtudes.
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Manuel Espin
Doctor en Sociología y licenciado en Derecho, CC Políticas y CC de la Información es escritor de ficción y no ficción, periodista y autor audiovisual para cine y tv.