Germinal, la lucha minera y su semilla
- Escrito por Mercedes Peces Ayuso
- Publicado en Cultura
«No habría nada de lo que hay ahora, ni una sola fortuna, ni un solo prestigio de los que ahora nos gobiernan, ni un título que diese derecho a las actuales posesiones hasta que tal, vez apareciese una sociedad nueva»
Germinal, 1885, Émile Zola
Zola escribió una serie de novelas llamada Les Rougon-Macquart, dentro de la cual se enmarca Germinal. Encuadrada dentro del movimiento literario conocido como Naturalismo, del cual el autor fue uno de sus máximos exponentes, esta novela relata la dura vida de los mineros del norte de Francia en la década de 1860, sus malas e insalubres condiciones de vida, su hambre, su miseria, sus enfermedades, el abuso laboral y familiar de niños y mujeres, y, sobre todo, el hartazgo. Ante esta situación se unen y rebelan, se ponen en huelga, creyendo que su fuerza y número acabarán por doblegar a los amos. Pero los patronos encuentran la solución trayendo a trabajar a las minas a peones belgas. El conflicto de clases y naciones está servido.
Así empieza la lucha de estos trabajadoras contra el capital, que termina como siempre, con la cabeza gacha y peores condiciones después de llevárselo todo por delante. Zola no ahorra nada al lector, ahonda y abunda en la miseria más descarnada, en los actos más abyectos, en el dolor más profundo, en la indiferencia y soberbia burguesa que lleva francos en las pupilas, en los políticos conchabados con los poderosos; en definitiva, en una cultura del dinero. Como vemos, nada nuevo bajo el sol.
Pero Zola nos tiene reservada una pequeña sorpresa en la oscuridad de la mina que es este relato: Germinal. No es un nombre casual el elegido por el autor, pues está cargado de simbología, es el que trae el germen, en este caso la semilla del cambio social que vendrá, pero también es el nombre del séptimo mes del calendario de la Revolución francesa que coincide con marzo y abril, cuando la tierra se abre y recoge las simientes y la naturaleza empieza a florecer; y también coincide con el antiguo calendario romano natural cuyo año comenzaba precisamente en marzo, como en tantas otras culturas precristianas.
En esta historia colectiva se alza un hombre que dará esperanza a la sociedad más explotada, la misma que a la muerte del autor le acompañará en su féretro al grito de «¡Ger-mi-nal!, ¡Ger-mi-nal!», coreado por una delegación de mineros franceses así, por sílabas, mientras le arrojaban rosas rojas, que igual podrían haber sido claveles, en un último reconocimiento al escritor del pueblo que les dio voz y esperanza para el cambio.
Habíamos pensado que ya lo superamos, que las conquistas sociales nos mejoraron la vida, pero seguimos llegando malamente a fin de mes y las libertades continúan siendo recortadas. Los ricos son más ricos y los pobres paupérrimos. Habrá que seguir bregando con la misma esperanza de germinar a pesar de las derrotas. Tendrás que elegir entre Sibolet o Shibboleth.
Mercedes Peces Ayuso
Licenciada en Filología Hispánica (1984-89) y en Filología Alemana (2001-04) por la universidad de Salamanca, con diplomaturas en italiano y portugués. Vivió 10 años en Alemania, donde dio clases en la VHS (universidad popular) de Gütersloh, Renania del Norte-Westfalia, desde 1993 a 2000.
Posteriormente, ya en España, decide dedicarse a la traducción y corrección de libros y textos de diversa índole, labor que sigue ocupando a día de hoy.
Es miembro de la AEPE (Asociación Europea de Profesores de Español), de ASETRAD (Asociación Española de Traductores e Intérpretes) y otras entidades relacionadas con la traducción.
Asimismo, colabora como traductora honoraria para diversas ONG.
La Redacción recomienda
-
¿A quién pertenece la voz de Maria Callas?
-
La industria de Hollywood sale oficialmente del bloqueo tras más de seis meses de huelgas
-
La cartografía «Picasso-Barcelona» revela espacios desconocidos de la geografía picassiana
-
La Unesco declara el bolero como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad