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Cajal en Barcelona (1882 a 1892), etapa de su reconocimiento internacional


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Uno de los períodos más fructíferos de Cajal produjo en su estancia en Barcelona, en él va a plantear una nueva concepción de la estructura del sistema nervioso.

El RD de 1886 va a crear una nueva cátedra de histología segregada de la de anatomía patológica en la facultad de Medicina en Zaragoza y Barcelona, Cajal decide entonces solicitar el traslado desde Valencia a Barcelona tras unas dudas iniciales, decidiéndose por esta última por la existencia de una mayor proyección y por haberse impuesto desde hacía unos años en esta Facultad una línea más experimental que complementara la observación clínica. El principal impulsor había sido Juan Giné Partagás introductor en España de la patología celular de Virchow, uno de los referentes científicos para Cajal.

Lo primero que hizo Cajal al incorporarse fue mejorar sus conocimientos en anatomía patológica, lo que le permitirá editar posteriormente su Manual de Anatomía Patológica General que tendría nueve reediciones y que haría las cuatro últimas con su principal discípulo, Tello, añadiéndole un complemento sobre bacteriología. Su principal aportación lógicamente sería sobre la estructura histológica del sistema nervioso. No hay que olvidar que el conocimiento científico es la suma de muchas aportaciones previas.

El premio Nobel de Fisiología y Medicina que recibiría posteriormente Cajal y que compartió con Golgi en 1906, se basaría en su aportación sobre el conocimiento de la estructura del sistema nervioso. Cajal consiguió teñir en vivo las fibras y células nerviosas mediante el método Ehrlich en 1896 y en 1903 utilizó el método del nitrato de plata reducido lo que le permitió estudiar la disposición interna de las células nerviosas.

La gran contribución de Golgi fue conseguir teñir las células nerviosas y sus prolongaciones mediante la impregnación cromoargéntica, consiguiendo determinar la estructura de la sustancia gris cerebral, el cerebelo, los lóbulos olfatorios, entre otros. Recogiendo sus descubrimientos en 1873 en el libro Sulla fina anatomía degli organi centrali del sistema nervioso. Con esta información propuso un modelo de una estructura difusa del sistema nervioso, mientras Cajal definitivamente propuso un modelo de células nerviosas diferenciadas. Pero sin los trabajos de uno no hubieran podido completarse los del otro. Las tesis de Cajal serían el fundamento de la neurofisiología, la neuropatología y la clínica de las enfermedades nerviosas.

Los estudios de Simarro, el por entonces mas reputado científico español especializado en el sistema nervioso, no tuvieron el éxito de Cajal en las tinciones y en las conclusiones, la causa es que para perfeccionar la técnica, Cajal empezó en sus estudios a utilizar embriones de los animales antes de hacerlo con adultos. Cajal con su perseverancia fue capaz de dibujar las láminas de sus diez trabajos originales publicados en tres números de la Revista trimestral de Histología normal y patológica, revista cuya tirada era de sólo sesenta ejemplares, pero que llegaba a las grandes figuras de la especialidad.

La teoría de la neurona significó la confirmación de la individualidad de la célula nerviosa y la transmisión del impulso por contacto de sus prolongaciones. Sus trabajos los hizo con las fibras del cerebelo, con las de la médula espinal y con las de la retina mediante arborizaciones libres. Éstos descubrimientos fueron inicialmente acogidos con indiferencia, a pesar de la perseverancia de Cajal en internacionalizarlos, y la nula ayuda institucional para los viajes, sólo se limitaron a autorizarlos, y sus dificultades para hacerse entender en francés. Kölliker la mayor autoridad científica alemana en este campo es quién le abriría todas las puertas, acogiéndolo con tanto entusiasmo que estudió español para traducir sus descubrimientos con toda precisión. Poco después, otro investigador alemán, Wilhelm, acuñó el término neurona. Cajal desarrolló la ley de la polarización dinámica de las neuronas, que expresa el mecanismo de propagación del impulso nervioso.

En definitiva el esquema es que un descubrimiento de Cajal tuvo primero una aceptación por una figura muy prestigiosa, posteriormente tras un recorrido internacional, fueron expandiéndose y añadiéndose matices hasta concretar una teoría que terminaría siendo asumida colectivamente. El único que no participó en ese proceso fue Golgi, con gran pesar de Cajal, que poco a poco se fue transformando en una oposición manifiesta. Durante 1890 publicó envalentonado nada menos que 19 artículos, centrados en el cerebro de los mamíferos, y en particular en las vías olfatorias, la médula espinal y el cerebelo, estudiando su desarrollo embrionario, siguiendo el criterios de que el desarrollo embrionario individual (ontogenia) es una recapitulación del desarrollo evolutivo de la especie (filogenia).

Otra de las teorías que fue consolidando fue la polarización dinámica que consiste en que la comunicación nerviosa en la que la transmisión nerviosa desde el receptor (el soma y las dendritas) hasta el emisor y distribuidor (el axón).

El ambiente en Barcelona para Cajal fue excelente, participando periódicamente en una amena tertulia “La Pajarera" con destacados personajes intelectuales de la sociedad catalana del momento, como Odón de Buen, Soriano o Castro Pulido entre otros. La exposición internacional de 1888 supuso un fuerte impulso para Barcelona y en el que Cajal participó con una colección de preparaciones histológicas, que fue premiada con una medalla de oro y un diploma.

En su último año en Barcelona se realizaron unas conferencia durante tres días donde Cajal resumió sus avances y que fueron publicadas en cuatro números de la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona en 1892 con el título de Nuevo concepto de la histología de los centros nerviosos, que tuvo una gran repercusión nacional e internacional.

La razón de su salida de Barcelona fue un desgraciado accidente de laboratorio del catedrático de histología de la facultad de Medicina de Madrid, Avelino Maestre, lo que produjo para su sustitución un largo proceso de oposiciones durante varios meses, a las que se presentó Cajal con éxito, y a las que también se presentó sin éxito Simarro, su competidor habitual.

En definitiva, estos diez años en Barcelona significaron uno de sus períodos más productivos y de mayor proyección internacional, trasladándose posteriormente a Madrid, donde tuvo por fin el reconocimiento español que hasta entonces le había sido negado. El caso de Cajal, según Marañón (en un comentario pesimista), no significa un orgullo para nuestro país, sino más bien una vergüenza, por que es... una casualidad.

Quimico, Máster en Biotecnología y Profesor en Secundaria, FP y Universidad. Especializado en la formación del profesorado y en el diseño de los estudios en FP.

Investigador y divulgador de la historia del socialismo y del sindicalismo en educación. Realizando conferencias, exposiciones y publicaciones relacionadas sobre ellas.