La Masonería en España. Historia inconclusa de un sueño de libertad (1728-2023)
- Escrito por Manuel Según Alonso
- Publicado en Historalia
En el mes de diciembre ha salido publicado mi libro La masonería en España. Historia inconclusa de un sueño de libertad (1728-2023) dentro de la colección Guiaburros de la editorial Editatum. Obra en la que pretendo, en unas pocas páginas y de una forma rigurosa recoger los avatares de la masonería en nuestro país.
Se recuerda que, según el libro de Actas de la Gran Logia de Inglaterra, España es la primera nación del continente que solita fundar una logia. Lo hace en Madrid en 1728. Se la conocerá como las Tres Flores de Lys o Matritense. Está compuesta por ingleses.
Mientras que, paradójicamente, las primeras logias en territorio español están compuestas por extranjeros, la primera logia de españoles lo fue en Francia. Para colaborar en su guerra contra Inglaterra, una escuadra española estuvo fondeada en Brest desde 1799 a 1802. Estando allí, un grupo de oficiales comenzaron a frecuentar las logias de esta ciudad; lo que posibilita que en agosto de 1801 fundaran una logia denominada La Reunión Española auspiciada por el Gran Oriente de Francia. Finalmente, la escuadra vuelve a España, pero no puede comenzar a trabajar pues la Inquisición lo impide.
La primera vez que la masonería pudo organizarse en territorio español fue a raíz de las invasiones napoleónicas (1808-1813). Masonería que se conoce como bonapartista y que se presenta como defensora de la razón, la ilustración, el progreso, la tolerancia. España tendrá dos masonerías, ambas compartirán Gran Maestro, en la persona del rey José I Bonaparte:
- Una, compuesta de afrancesados que fundan varias logias en Madrid, como La Beneficencia de Josefina, Santa Julia, San Juan de Escocia, Estrella de Napoleón, Los Filadelfos o Edad de Oro dependiente de la Gran Logia Nacional de España.
- Otra, establecida en las provincias, compuesta por militares franceses y dependiente del Gran Oriente de Francia.
Tras el regreso de Fernando VII, las noticias que se tienen sobre la masonería son escasas. El rey acusará a la Orden de los males que ha vivido y vive España y sus colonias. Se produce una fuerte represión antimasónica, identificando a liberales y masones. Se les condena a muerte y a la confiscación de sus bienes. Cientos de personas serán encarceladas y ajusticiadas.
La muerte de Fernando VII en 1833, produce la rebaja de la presión contra la masonería, sin embargo, sigue prohibida. La pena de muerte se sustituye con la de dos a seis años de cárcel o el destierro.
Tras la revolución de septiembre de 1868, la masonería puede desarrollarse libremente. Se vive un periodo de libertad en el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República e incluso con la restauración borbónica.
Surgen diferentes obediencias masónicas, muchas veces enfrentadas entre sí como el Gran Oriente Nacional de España, el Gran Oriente de España, el Grande Oriente Hispano, el Grande Oriente Ibérico o la Gran Logia Independiente Española.
En 1889 se funda la obediencia que será clave hasta la llegada del franquismo: El Gran Oriente Español (GOE).
Entre 1896 y 1903 se produce la conocida como crisis finisecular. Dejan de trabajar la mayoría de las logias y de las obediencias acusadas de apoyar los movimientos independentistas de Cuba y Filipinas.
A partir de 1903, se mantendrán activas dos obediencias principales: el Gran Oriente Español, la mayoritaria; y la Gran Logia Catalano-balear que a partir de 1922 se denominará Gran Logia Español.
Entre 1900 y 1931, la masonería española estará cercanas a los partidos republicanos de oposición y la política laica. Especialmente, durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931) apoyará todos los movimientos que defiende los derechos individuales, el retorno a la normalidad constitucional y la libertad de conciencia.
El 14 de abril de 1931 se instaura la Segunda República. La masonería considera que sus principios se han logrado imponer y ven su implantación con alegría. Para muchos miembros de la masonería hay que volver al terreno iniciático; otros consideran que hay que seguir trabajando en los aspectos sociales para mejorar la situación de la sociedad. Importantes representantes de los diferentes grupos políticos serán masones.
Tras la revolución de octubre de 1934, las logias se ven obligados a suspender sus actividades y un gran número de afiliados serán detenidos. Incluso el gobierno se plantea declararla ilegal. En enero de 1935, se autoriza a las logias a reanudar sus trabajos, aunque no conseguirán rehacer la normalidad de sus actividades masónicas.
El 18 de julio de 1936 se inicia la guerra de España. La masonería apoya la causa de la República pues es consciente de que están en juego sus ideales democráticos.
Tras el final de la guerra de España, lo que queda de la masonería española tiene que abandonar el país. Comienza el exilio, primero a Francia y después a México.
Durante el franquismo se dictan leyes contra la masonería, como la ley de Represión de la Masonería y el Comunismo. Se establece la incautación de sus bienes, la pena de reclusión mayor y la separación de cualquier cargo de la Administración. Las penas van desde los doce a los veinte años de cárcel.
Las leyes antimasónicas tienen carácter retroactivo, se condena a los miembros de la Orden cuando la pertenencia a la masonería no era un delito. Se juzga y condena incluso a personas que habían abandonado la Orden en el siglo XIX; a quienes habían fallecido décadas antes o habían sido fusiladas en la guerra.
La persecución a la masonería dura durante todo el franquismo. La detención de los miembros de la masonería se convierte en una obsesión, llevándolos a la comisaría y a ser juzgados por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo. Tras ello, se les traslada a las distintas cárceles que se crean en las ciudades, para finalmente agruparles en la prisión del Puerto de Santa María (Cádiz) y el penal de Burgos. Cuando salen de las mismas no se les permite volver a sus ciudades de origen por lo que, en muchos casos, no pueden recibir el apoyo de familiares y amigos. Al tener antecedentes penales, conseguir un trabajo es muchas veces imposible.
Tras la muerte del general Franco, en 1976, el ministerio del Interior deniega el permiso de inscripción del Gran Oriente Español en el registro de Asociaciones. Ante esto, se presenta un recurso en la Audiencia Nacional. Esta reconoce su derecho, pero el ministerio del Interior recurre ante el Tribunal Supremo, que se pronuncia a su favor.
Finalmente, el 29 de junio de 1979, fue legalizada con su inscripción en el registro nacional de Asociaciones, es decir seis meses después de la entrada en vigor de la constitución de 1978.
En lo fundamental actualmente, existen dos grandes tendencias:
- La inglesa, conservadora, dogmática y que se autodenomina regular. Está representada por Gran Logia Española.
- La francesa, liberal, adogmática. Está representada por las obediencias que forman, desde 2009, el Espacio Masónico Español, integrado por las logias en España del Gran Oriente de Francia, la Federación Española del Derecho Humano, la Gran Logia Simbólica Española y la Gran Logia Femenina de España; y otras como el Gran Oriente Ibérico o la Gran Logia General de España.
En definitiva, la masonería española no ha escrito sus últimas páginas y en esta obra de divulgación quiero resaltar como la Orden, a lo largo de la historia, ha unido a individuos que pretenden sacar a España de sus ataduras tradicionales y abrir sus mentes al progreso que recoge su lema: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Manuel Según Alonso
Funcionario del Cuerpo de Gestión de Sistemas e Información de la Administración General del estado. Actualmente destinado en el Ayuntamiento de Madrid como jefe de Unidad en la subdirección general de Comunicaciones del Organismo Autónomo Informática Ayuntamiento de Madrid (IAM). Doctor en Historia e historia del arte y territorio con la tesis “Masonería y Política en Madrid (1900-1939). Miembro del Centro de Estudios históricos de la Masonería Española (CEHME). Miembro del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid. Libros: La quema de conventos de mayo de 1931 en el Madrid republicano. El anticlericalismo de la gasolina y la cerilla. Saarbrücken, Academia Española, 2015, y La masonería madrileña en la primera mitad del siglo XX. Madrid, Sanz y Torres. 2019.
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