Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
Sin lugar a dudas, la Gran Guerra fue un desastre para todos y cada uno de los contendientes, aunque, lógicamente, fueron menores para los Estados Unidos.
En primer lugar, y lo más importante, fueron las pérdidas de vidas, como nunca se había conocido en la Historia.
Alemania pudo perder dos millones de soldados, y un poco menos Rusia. Por su parte, el Imperio austrohúngaro perdió un millón y medio, así como Francia. Se calcula que unas setecientas mil personas perdieron tanto el Reino Unido como Italia.
Los heridos fueron millones, al igual que los mutilados que no pudieron reintegrarse a la vida civil con facilidad, y más cuando la situación económica de posguerra fue desastrosa. Tampoco lo tuvieron fácil los excombatientes para poder vivir y trabajar después de los combates y la vida en las trincheras. No debemos olvidar tampoco el alto número de viudas y de huérfanos. Todo ello, después de unos breves instantes de alegría por el final de la guerra en los países vencedores, se trastocó de forma inmediata en un clima de descontento social, de desengaño, de hasta rencor, especialmente en las sociedades de los países vencidos, y hasta de algunos de los vencedores, como Italia, frente a la euforia casi enloquecida del verano de 1914. Mucho de lo que pasó en algunos países tiene que ver con el clima y la situación de aquella durísima posguerra, sin olvidar cómo se organizó la paz.
Los Estados tuvieron que hacer frente a un aumento del gasto, para la atención de los mutilados y heridos, y por el considerable aumento de las pensiones de viudedad, que presionó sobre los deficitarios presupuestos.
La mortalidad también afectó a los civiles. Bien es cierto que población no sufrió directamente la violencia del conflicto de la misma manera e intensidad que en la Segunda Guerra Mundial, ni se produjeron las matanzas del Holocausto, aunque se produjera el Genocidio armenio, pero las carencias que provocó, especialmente en la alimentación, tienen mucho que ver con la elevación de la mortalidad que se produjo. Por fin, se produjo otra consecuencia de índole demográfico, y tuvo que ver con el descenso de la natalidad, ya que la mayoría de la población joven masculina se encontraba en los frentes.
Por fin, en 1918 se propagó la llamada “fiebre española”, una pandemia de terribles consecuencias.
Otra de las duras consecuencias de la Guerra fue el fenómeno, hasta entonces no conocido por masivo, de los prisioneros de guerra. Se calcula que durante el conflicto hubo unos ocho millones de soldados que fueron hechos prisioneros, generalmente recluidos en campos específicos. Todos los Estados contendientes se comprometieron a acatar las Convenciones de La Haya sobre el trato justo y humano de los prisioneros. En general, se respetaron con algunas excepciones, como en Mesopotamia, y sin olvidar que los prisioneros en Rusia sufrieron más que los demás, habida cuenta de los enormes problemas económicos que generaron hambre en los campos de prisioneros, como hambre padecía la propia población rusa.
Las consecuencias económicas fueron igualmente desastrosas. En primer lugar, estaban las destrucciones provocadas por la guerra de desgaste, siendo muy graves en el norte de Francia.
La guerra endeudó a todos los Estados beligerantes, a excepción de Estados Unidos, que se convirtió en todo lo contrario, en el gran prestamista. Se estima que los aliados gastaron casi sesenta mil millones de dólares, tomando como valor el de 1913, frente a los 25 mil millones de los Imperios Centrales. Dentro de ambos bandos, los que más gastaron fueron, por este orden, el Reino Unido y Alemania.
En el caso de los vencidos, especialmente en Alemania, las reparaciones de guerra que adoptaron los vencedores, especialmente, Francia, pesarían como una losa, aunque luego se renegociaron, sin olvidar la ocupación del Ruhr.
Terminamos el artículo poniendo el énfasis en el desastre que supuso la Gran Guerra, por la pérdida de millones de vidas humanas en Batallas que más que combates fueron puras sangrías. La Gran Guerra, además, supuso un antes y un después para Europa. Destruyó definitivamente las reminiscencias del Antiguo Régimen en la zona oriental del continente, además de desencadenar una Revolución en Rusia con consecuencias enormes para el mundo, pero, además, agotó la potencia incontestable hasta el momento de la parte occidental, frente a un creciente poder de los Estados Unidos.
La Gran Guerra y su final pusieron de manifiesto y generaron contradicciones económicas y sociales donde parecía, por fin, que iban a reinar las democracias, pero donde, en cambio, entraron casi todas ellas en crisis en poco tiempo, salvándose solamente las más estables, las que, precisamente, ya existían antes del conflicto.
En fin, esto fue el fracaso de Europa.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.
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