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Un recordatorio a la Universidad de la calle de San Bernardo en el siglo XIX


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Edificios de la antigua Universidad Central de Madrid y del Instituto Cardenal Cisneros, calle de San Bernardo, 47 y 49. La primera fase se construyó entre 1842 y 1844, y la segunda en 1847. Edificios de la antigua Universidad Central de Madrid y del Instituto Cardenal Cisneros, calle de San Bernardo, 47 y 49. La primera fase se construyó entre 1842 y 1844, y la segunda en 1847.

El diccionario geográfico que redactó don Pascual Madoz a mediados del siglo XIX cita el edificio de la entonces denominada Universidad Literaria de Madrid, en realidad se trataba de la antigua Universidad Central y su anexo Instituto Cardenal Cisneros, ambos ubicados en la calle de San Bernardo en los número 47 y 49.

Fue una construcción de carácter civil levantada sobre el solar de un anterior edificio religioso, el antiguo Noviciado de Jesuitas que se edificó en el siglo XVII en terrenos que eran propiedad de la marquesa de Camarasa, Ana Feliz de Guzmán. Tal como recogen las fuentes, en el espacio que ocupaba la iglesia se habría de levantar el Paraninfo. Destaca en el proceso la intervención del general Espartero que dictaminó Real Orden para que dicha universidad tuviera la sede definitiva, comenzando las obras de adaptación entre los años 1842, 1844 y 1847. Estos datos indican el valor que ciertos grupos nobiliarios y aristocráticos en España seguían manteniendo todavía en el siglo XIX. Recordemos que el Marquesado de Camarasa es un título que procede de tiempos de Carlos V, en el contexto de los Secretarios Reales, siendo su raíz genealógica la familia de Francisco de los Cobos. Parece arrancar la formación hacia 1543, correspondiendo a un título de “grandeza de favor”, identificado en un conjunto de gentes ricas y con patrimonio conseguido mediante acuerdos matrimoniales aristocráticos. Tal como nos relata Pere Molas Ribalta (Los marqueses de Camarasa. Familia, jerarquía y poder, en IX Reunión Científica de la FEHM- UMA, Málaga 2009, CSIC), “[...] la inserción del linaje Cobos en las filas de la nobleza titulada ya había comenzado con su propio matrimonio con una gentil dama, muchacha de hasta catorce años [...]”. Este casamiento fue con la tal María de Mendoza, heredera del condado gallego de Ribadavia, así como otros familiares de esta casa tenían propiedades por tierras de Castilla, Andalucía, Aragón y Principado de Cataluña. En verdad, el título de Camarasa le perteneció a doña Francisca Luisa de Luna, mujer de familia pudiente que había obtenido mediante matrimonio, en el siglo XV, la población catalana de Camarasa. Este sería un relato extenso que alude a cuestiones sucesorias entre herederos legítimos o no, pero que confirma la existencia de uno de los mayores honores concedidos en la España del XVI.

Las estrategias matrimoniales de la familia Cobos también se orientaron hacia la corte de Felipe II y se encontrarán entre los cargos más reconocidos, siendo alguno de ellos miembro de la Guardia principal, e incluso se vieron implicados en cuestiones de política ya entrado el siglo XVII entre las intrigas con el duque de Lerma y otros litigios territoriales. Doña Ana Félix de Guzmán fue la esposa del II marqués de Camarasa, don Francisco Manuel de los Cobos y Luna, y la fundación de este noviciado jesuita procede de la relación de su esposa con el Padre Francisco Robledillo, con la primera intención de situar este noviciado en la ciudad de Alcalá de Henares. En el proceso de traslado de la Corte a Valladolid se decidió establecer el noviciado en Madrid en las casas que habían sido propiedad del doctor Cristóbal de Espinosa que tuvo en la calle de San Bernardo y donde habitaron temporalmente otros personajes emparentados con la parte eclesiástica de los Gonzaga.

Familias, linajes y poderes se intercalaron así en el complejo mundo de los estudios universitarios entre Madrid y Alcalá de Henares. Sabemos que la idea de fundar una universidad se remonta a los tiempos del Cardenal Cisneros, conocida en 1508 como Colegio Mayor de San Ildefonso, donde se implementaron los estudios de Teología, Filosofía y Artes Liberales. Llegó a disponer de cuarenta y dos cátedras y estatutos de reglamento hasta 1517. Así se mantuvo mucho tiempo y ya en 1777 la universidad fue separada del Colegio Mayor, entrando en una fase decadente pese a los esfuerzos de Gaspar Melchor de Jovellanos por aplicar algunas reformas

Después de muchos cambios de sede y otras vicisitudes del siglo, sería trasladada a Madrid como sede central en tiempos del reinado de Isabel II, en concreto con la regente madre María Cristina. Habría de tener su emplazamiento en la calle ancha de San Bernardo, 51, lateral a la calle de Los Reyes. Por Real Orden se trasladó al Seminario de Nobles las facultades de Leyes y Cánones, denominándose entonces Escuela Provisional de Jurisprudencia, con un rector presbítero (don Aniceto Moreno primero, inmediatamente don Francisco de Paula Novar, nombrado el 13 de abril de 1837). En el transcurso de 1836 1837 llegó a tener un importante número de estudiantes matriculados en las facultades de Filosofía y Teología que, por entonces se reunían con la escuela en el edificio de las Salesas Nueva, que albergó dichas facultades hasta 1843, mientras se cursaba la legislación aplicada para establecer algunas cátedras en la nueva sede central.

Para fomentar el espíritu de corporación se celebraban actos académicos con gran solemnidad y con asistencia del claustro general. Era tan importante el protocolo que volvieron a ponerse en uso los trajes y antiguo ceremonial de Alcalá, presidido el salón general por un retrato del cardenal Cisneros; se introdujo una fraternidad entre los graduados para honrar la memoria de compañeros fallecidos y se hacían oficios de difuntos en la iglesia de las salesas, se leía una necrológica o panegírico que se guardaba en los archivo.

Hacia 1845 el estado de la Universidad de Madrid era próspero cuando recibió una nueva organización con su plan general de estudios, entonces se reunieron los colegios de San Carlos y San Fernando, o sea, las facultades de Medicina y Farmacia como también los estudios de San Isidro y las cátedras de Historia Natural, Botánica y Astronomía, que con sus respectivos establecimientos quedaron agregados a la facultad de Filosofía.

El edificio tuvo que ser derribado para hacer una nueva ampliación en esos años conforme a los planes aprobados por el gobierno, mientras se trasladaron las oficinas de su secretaria general al Colegio Real de San Isidro ; los proyectos se encargaron a los arquitectos Francisco Javier de Mariátegui y Narciso Pascual y Colomer que continuó desde 1847.

(Nos hemos servido de los datos recopilados en el Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España 1845 1850, de Pascual Madoz, coordinado y editado por Guillermo Morales Mato, Jacobo García Álvarez y Daniel Marías Martínez. Instituto Pascual Madoz, Universidad Carlos III)

 

Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad Autónoma de Madrid (1979). Escribió su Memoria de Licenciatura sobre EL Real Sitio de Aranjuez en el siglo XVIII.

Doctorada en Historia del Arte por Universidad Autónoma de Madrid (1991), Tesis titulada: El urbanismo de los Reales Sitios en el siglo XVIII.

Profesora de Educación Secundaria, en varios centros de la Comunidad de Madrid, ahora ya no en activo.