El cementerio civil de Alcalá de Henares y el nacionalcatolicismo
- Escrito por Manuel Ibáñez Izquierdo
- Publicado en Historalia
Al hablar de un “cementerio civil” en nuestro país, se suele hacer referencia a espacios de enterramiento, generalmente de época decimonónica, al margen del control de la Iglesia católica o de ayuntamientos demasiado influidos por el dogma imperante. Lugares donde se enterraba a librepensadores, gente opuesta a las normas eclesiásticas o simplemente que practicaban una religión diferente a la católica.
Uno de los más conocidos es el de Madrid, localizado junto al cementerio de la Almudena. Inaugurado en 1884, entre los allí enterrados se encuentran políticos, tres jefes de estado, artistas, intelectuales, miembros de la Institución Libre de Enseñanza… La realidad es que en todas las ciudades de cierto tamaño solía existir un recinto para los que morían fuera de la comunión católica, y en ellos a menudo se daba sepultura también a los no bautizados, a los que generalmente la muerte alcanzaba con muy poca edad, y a los suicidas.
Dentro del cementerio municipal de Alcalá de Henares, creado en 1834, existía también este tipo de recinto, como lo demuestra su reglamento de 1900 (Legajo 12930/013 del Archivo Histórico municipal) pero entre sus diferentes cuarteles no ha llegado a la actualidad un espacio diferenciado procedente del siglo XIX. Lo que sí existe es un cuartel denominado “civil”, único ejemplo de cuartel con un nombre no numérico si exceptuamos otro cuartel también con una historia y funciones singulares, el Cuartel de Caridad.
La propia disposición del espacio que ocupa el Cuartel Civil ya aporta información sobre su finalidad. Estaba en el rincón más alejado de la zona de entrada, al noroeste del cementerio. Es bastante más pequeño que un cuartel tradicional y aparece encajado en el extremo de dos más grandes, robándoles una esquina a cada uno. En todo el cementerio la disposición de las tumbas es este/oeste, sin embargo las fosas del Cuartel Civil se orientan de norte a sur, como queriendo marcar claramente la diferencia de los ocupantes de este cuartel con los del resto del camposanto. El espacio lo componen tres hileras de quince fosas que, salvo excepciones, fueron ocupadas una sola vez entre 1939 y 1948.
Los años en que se usó este espacio y las personas que allí se enterraron nos ofrecen una pista de cuál era la motivación ideológica de quienes organizaron el lugar. Evidentemente, estamos hablando de la época más dura de la dictadura del general Franco, cuando el nacionalcatolicismo estaba más vigente e impregnaba cada uno de los aspectos de la vida cotidiana de los españoles. Y parece que también de la muerte. Todo parece indicar, aunque no disponemos de pruebas documentales, que las nuevas autoridades locales decidieron marcar las diferencias con la anterior etapa laicista de la Segunda República, promoviendo un espacio “especial” de enterramiento. De las 45 sepulturas que se encuentran en este espacio, siete corresponden a ocho personas que fallecieron de muerte violenta (ahorcados, ahogados, armas de fuego…), siendo todas sepulturas judiciales, con apertura de sumario, que parecen indicar suicidios. Cinco fosas son de recién nacidos o niños de muy corta edad, enterrados de forma individual. Pero la gran mayoría de los que allí yacen son víctimas de la represión franquista. Son treinta y dos fosas con los restos de ciento siete fusilados. Este espacio no es el único en donde se enterró de forma concentrada a los fusilados. Hubo tres más, pero no estaban tan bien delimitados como este, pues eran pequeñas zonas de cuarteles más grandes. Además, el cuartel civil será de los cuatro el que más fusilados reúna.
La primera persona enterrada aquí, en julio de 1939, es un preso, vallecano y con cinco hijos, que murió ahorcado. Teniendo en cuenta los momentos que eran no podemos estar seguros del dictamen del forense, o tal vez sí. Tal vez no se fiaba de la piedad de los vencedores con los vencidos y harto de soportar humillaciones, condiciones inhumanas y maltrato decidió que no merecía seguir viviendo en la España azul que se imponía a sangre y fuego. Los fusilados empezaron a llegar en octubre de ese año, enterrándose varios en el mismo espacio, entre tres y cinco personas en cada fosa. Primero de forma exclusiva, pero era tanta la gente a la que el Consejo de Guerra de Alcalá de Henares mandaba al paredón, 227 solo en 1939 y 1940, que tuvieron que habilitarse otros espacios. Todos eran entierros de caridad, pues los familiares no podían hacerse cargo de las 15 pesetas que costaba un enterramiento. El ataúd lo debía sufragar el ayuntamiento del que eran vecinos los reos. Entre 1941 y 1943 el cuartel apenas se usó. En 1944, sin embargo, volvió a convertirse en el lugar exclusivo donde enterrar a los presos juzgados en Alcalá. Ahora se trataba de otros consejos que perseguían sobre todo a aquellos que no aceptaban vivir bajo una dictadura de corte fascista. En 1948, con los últimos cuatro fusilados por la dictadura en Alcalá de Henares, prácticamente queda colmatado el cuartel.
La evolución posterior del cementerio hizo que creciese en su lado norte, quedando la zona más arropada por los nuevos cuarteles, disimulando así su posición excéntrica. Pero tras los enterramientos de finales de los 40, el Cuartel quedo suspendido en el tiempo. En 1971 se ocupó la última de las fosas con una tumba bastante lustrosa de carácter individual. No parece que este enterramiento tenga nada que ver con el carácter de los anteriores. Salvo esta acción, la zona solo tuvo un cierto movimiento durante la Transición. Familiares de los fusilados pusieron algunas lapidas y en algunos casos, nueve, exhumaron sus restos para llevárselos a sus localidades de origen. En 1988 y 1989 se introdujeron dos cuerpos en una de las fosas, pero sin mover los restos de los que la ocupaban originalmente.
El Cuartel Civil llegó a nuestros días en un estado deplorable de abandono. Las tumbas de tierra, un total de 29, se fueron desdibujando, y las lapidas se deterioraron y se rompieron en algún caso. El aspecto que presentaba en el 2019 era el de un descampado donde se salteaba alguna lapida y, excepcionalmente, alguna sepultura en buen estado.
Esta situación condujo a que la Asociación de Memoria Histórica de Alcalá de Henares (ARMHADH) solicitara al ayuntamiento en marzo del 2019 la dignificación de este espacio y del cuartel de Caridad, donde también se enterró a 63 víctimas del franquismo. El ayuntamiento progresista (PSOE, Somos Alcalá e IU) inicio el proyecto, pero lo termino la actual corporación. La pandemia nos permite inaugurar la rehabilitación de este singular espacio, y así lo haremos el domingo 21 de noviembre. Allí les honramos porque la memoria traicionada mata dos veces al hombre.
Manuel Ibáñez Izquierdo
Presidente de ARMHADH, Profesor de secundaria. Geografía e Historia.