La Confederación Germánica
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
La Confederación Germánica fue creada a partir del Congreso de Viena en 1815 para sustituir, después de la derrota de Napoleón, la estructura del Sacro Imperio Germánico por considerar que estaba obsoleta.
La Confederación de los Estados alemanes debía regirse a través de la Dieta de Frankfurt, un organismo que, realmente no tuvo ningún poder ejecutivo efectivo, por lo que nunca se pudo coordinar una especie de política común alemana, prevaleciendo siempre los intereses propios de cada Estado. A lo sumo funcionaba cuando Austria y Prusia se ponían de acuerdo.
La Confederación estaba dominada, como adivinamos, por Austria y Prusia que, aunque defendían ideas distintas sobre el futuro de Alemania, tenían claro que había que perseguir las ideas liberales, en el contexto de la Restauración europea, y abortar cualquier intento revolucionario, especialmente en el oeste y sur alemanes, que siempre habían tenido relaciones más estrechas con Francia que el resto de los Estados alemanes, por lo que las ideas revolucionarias se habían podido allí desarrollar más.
El liberalismo y el nacionalismo más vinculado al mismo intentaron organizarse ante el evidente hecho de que ni Viena ni Berlín estaban dispuestas a que se establecieran constituciones en los Estados alemanes. En este contexto serían muy importantes las organizaciones de las Burchenschaft, de signo nacionalista, pero también liberal, compuestas por estudiantes. Estas organizaciones tuvieron un claro desarrollo en Baviera, Baden y Wurtemberg, presionando para que se liberalizaran los Estados con constituciones. Pero el brazo de Metternich era largo y fuerte, y aprovechando como pretexto una serie de atentados contra personajes muy reaccionarios (el más destacado el que se cometió contra el poeta Von Kotzebue, informador del zar), puso en marcha una fuerte reacción que culminó en los conocidos como Decretos de Karlsbad, aprobados por la Dieta el 20 de septiembre de 1820, después de una conferencia que convocó el canciller austriaco en la localidad bohemia de Karlsbad. Estos Decretos supusieron la disolución de las organizaciones juveniles y el establecimiento de un férreo control político en las Universidades, así como la imposición de la censura de prensa. Se puso fin a cualquier intento reformista, además de crear una especie de policía interestatal para perseguir a los revolucionarios.
En conclusión, durante los años veinte del siglo XIX se mantuvo controlada la situación, pero el estallido de la Revolución de 1830 en Francia volvió a animar el espíritu revolucionario liberal y nacionalista. Así se consiguió que varios Estados del Norte, como Brunswick, Hesse, Hannover y Sajonia, aprobaron constituciones liberales. Las fuerzas reaccionarias se organizaron para contrarrestar esta vulneración del orden de la Restauración, siendo, de nuevo Metternich la figura clave. En consecuencia, la Dieta de Frankfurt dictó medidas para abolir las constituciones aprobadas.
La Confederación Germánica y su Dieta entraron pronto en crisis ante el establecimiento del Zollverein o Unión Aduanera en 1834 por iniciativa prusiana, y que puso los cimientos, a partir de la iniciativa económica, de la futura unificación siguiendo el proyecto de Bismarck. En este mercado común alemán no estaba presente Austria.
La Revolución de 1848 fue otro golpe a la Confederación porque se produjeron estallidos revolucionarios en distintos Estados.
En el primer capítulo del proceso de unificación alemana, liderado por Prusia, la Confederación Germánica declaró la guerra a Dinamarca por el asunto de los ducados de Holstein y Schleswig. El Tratado de Viena de 1864 sancionó el dominio de la Confederación sobre ambos territorios, y la Convención de Gastein del año siguiente atribuyó a Austria la administración del primero y a Prusia del segundo. Una supuesta violación del Convenio hizo que Bismarck ocupase el Holstein, lo que motivó que la Dieta de Frankfurt declarara la movilización de los Estados alemanes contra Prusia. Pero Berlín denunció el Acuerdo de 1815 y estalló una nueva guerra en la que Prusia derrotó a Austria y sus aliados en Sadowa.
Por fin, la Confederación se disolvió y fue sustituida en el año 1867 por la Confederación Alemana del Norte, controlada por Prusia, como antesala del Imperio alemán, a la espera de la guerra franco-prusiana.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.