La contraofensiva aliada y el armisticio
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
Los aliados emprendieron la Ofensiva de los Cien Días el 8 de agosto con la Batalla de Amiens, abriendo una brecha de 24 kilómetros, aunque el orden que siempre demostraron los alemanes, hizo que no se rompieran las líneas, por lo que la Batalla quedó en tablas.
Ludendorff fue consciente de la situación, de que no se podía ganar la Guerra, por lo que había que optar por no perderla. Hasta presentó su renuncia, que el káiser no aceptó, pero en Berlín se era consciente de que no iba a ver una victoria, mientras Viena avisaba de que no podía aguantar mucho más, unos meses a lo sumo. Había que entablar algún tipo de negociación.
Mientras tanto los aliados emprendieron la Batalla de Albert, y la presión se hizo insoportable, por lo que los alemanes decidieron retirarse a la Línea Hindenburg. El propio Hindenburg pidió al emperador austriaco que negociara la paz, y hasta se solicitó a los Países Bajos algún tipo de mediación. Es más, el 14 de septiembre, Austria envió una nota para que hubiera una reunión internacional, incluyendo a países neutrales para entablar conversaciones de paz. No tuvo ningún eco.
En el mes de septiembre los aliados seguían avanzando hacia la Línea Hindenburg, y bien es cierto que los alemanes resistieron, pero las distintas líneas del frente terminaban por ceder hasta llegar a la propia Línea, haciendo muchos prisioneros. El asalto a la Línea comenzó el día 26 con tropas francesas y norteamericanas, además de en otros lugares, obligando a los alemanes a retirarse de la ocupada Bélgica. Al final, los alemanes tuvieron que retirarse y emplear la frontera con los Países Bajos como un apoyo para asegurar la retirada ordenada hacia Alemania.
En esto, Bulgaria aceptó unilateralmente el armisticio, por lo que el frente balcánico se colapsó, algo sumamente importante porque era la vía de llegada del combustible y los alimentos.
En el norte de Alemania estalló la revolución en octubre. Los marineros se negaron a zarpar para una ofensiva. Fue la conocida como la Revuelta de los marineros de Kiel y Wilhelmshaven, que prendió como una mecha por el interior de Alemania. El 9 de noviembre se proclamaba la República. Al poco tiempo, abdicaba el káiser y el país se rendía.
El resto de los frentes se fue desmoronando, como en el caso italiano, gracias a la recuperación habida después del desastre de Caporetto, produciéndose la decisiva Batalla de Vittorio Veneto.
El 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio con Alemania en un vagón de tren en el bosque de Compiègne, entrando en vigor a las 11 de la mañana. Ninguna tropa aliada entró en Alemania, y las tropas alemanas se replegaron de forma ordenada. Este hecho alimentaría la tesis de la extrema derecha sobre que Alemania no había sido derrotada por los aliados, sino por los enemigos interiores.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.