El origen de la corbata
- Escrito por Eduardo Montagut
- Publicado en Historalia
La corbata tiene un origen croata. Intentemos ofrecer algunas claves en este artículo, desde el siglo XVII hasta los años veinte.
En el XVII los mercenarios croatas que llegaron a Francia llevaban en su vestimenta tradicional un pedazo de tela blanca que llamaban “Croacia”, en castellano, aunque también hemos encontrado que esa Croacia era de color rojo y era anudada al cuello por las mujeres croatas a los soldados de caballería cuando marcharon a la Guerra de los Treinta años, como una especie de símbolo de amor y fidelidad.
En todo caso, se llevaba anudada, dejando colgar las extremidades encima del pecho. Siempre atentos a las cuestiones de la moda a los franceses les fascinó la “croatta”, y la adoptaron como “cravate”. Al ser Francia el centro de la etiqueta y el buen gusto se expandió por el mundo. Luis XIV fue un fan rendido de la corbata como alternativa a los cuellos altos rígidos. En Francia se llevaba anudada de forma ligera o suavemente al cuello con las dos extremidades enhebradas en un ojal de la chaqueta o fijadas gracias a un broche. La corbata fue introducida en Inglaterra por Carlos II con enorme éxito, hasta tal punto que casi se convierte en un asunto británico.
En la época de la Revolución la corbata se convirtió en un símbolo político. Al parecer, los revolucionarios adoptaron el color negro para la misma, frente al blanco de los contrarrevolucionarios.
En la época del Directorio aparecieron los incroyables o increíbles, en castellano, que, con las merveilleuses (maravillosas), formaron una especie de grupo aristocrático de moda, basado en la frivolidad y el lujo, como respuesta a la época anterior del Terror. En realidad, casi se puede decir que fueron el primer grupo en la Historia en crear tendencias de moda. En el caso de los hombres, una de sus prendas favoritas eran las grandes corbatas, además de las chaquetas verdes, los aretes, pantalones largos, las gafas gruesas y los sombreros con “orejas de perro”, llevando, por lo demás, el cabello largo.
Napoleón llevaba corbata negra con borde blanco, y la leyenda cuenta que el cambio de corbata que hizo en la Batalla de Waterloo fue la causa de su derrota.
En 1827 se publicó en Francia, L’Art de se mettre la cravatte, que ha sido atribuido a Balzac, y donde se explicaban hasta veintidós maneras distintas de anudarse la corbata.
Un personaje clave en la historia de la corbata fue el británico George Bryan Brummell, el Beau Brummell (el Bello Brummell”), que reinó en la moda como el perfecto dandi en la Inglaterra de la Regencia. Se convirtió en una especie de ministro de la moda y el buen gusto, además de ser un defensor a ultranza de la higiene personal, un asunto fundamental en ese momento. Brummell es el creador del traje moderno de caballero con corbata o algún tipo de pañuelo anudado al cuello. Además, Brummell defendió el empleo del almidón para conseguir la rigidez en la corbata.
En este momento histórico la corbata comenzó a adoptar la forma con la que hoy la conocemos, aunque más voluminosa, y sin la variedad de colores y estampados que podemos encontrar en el mercado. La reducción del tamaño de la corbata tuvo que ver con la reducción de los cuellos de las camisas.
Otro de los grandes impulsos para el uso de la corbata vino de la obligatoriedad de su uso en Universidades, Colegios y Clubs británicos en la época victoriana.
La corbata moderna, la que conocemos y usamos hoy en día tiene un origen directo en los años veinte del pasado siglo, de la mano de Jesse Langsdorf, con una forma distinta de diseñarla en tres piezas.
Eduardo Montagut
Doctor en Historia. Autor de trabajos de investigación en Historia Moderna y Contemporánea, así como de Memoria Histórica.
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