Cuando los datos y la tendencia desmienten el cercano apocalipsis económico que anunciaban los voceros del PP; cuando la decidida posición política del Gobierno de Sánchez en la Unión Europea ha traído ventajas para España y ha hecho virar la política europea a posiciones que eran impensables ante el poderoso oligopolio energético; cuando los ERTE han evitado el cierre de muchas pequeñas y medianas empresas; cuando el número de afiliados a la seguridad social es el más alto conocido; cuando las reformas en el ámbito social y laboral (salario mínimo interprofesional, renta mínima, contratos fijos, empleadas del hogar, etc) no han causado la vaticinada ruina de las empresas ni han impedido cuantiosos beneficios; cuando los impuestos extraordinarios a la banca no la han llevado a la quiebra, sino que han supuesto un pequeño pellizco a los 21.000 millones de euros de beneficios obtenidos en el año 2022; cuando la política económica del Gobierno ha sido respaldada por la Unión Europea, a pesar de la desleal y reiterada intención del PP de torpedear los planes y el envío de fondos; cuando el PP carece de programa económico y lo fía todo, como siempre, a bajar impuestos a los ricos; cuando la naturaleza desmonta la ignorancia en que vivía el PP siguiendo la opinión del primo de Rajoy sobre el cambio climático; cuando se quiere fundamentar la orientación política de un país que se aspira a gobernar sobre tópicos rancios, chascarrillos malintencionados y baratijas ideológicas, en el mejor de los casos, y en el peor, sobre verdades a medias, mentiras completas y falsificaciones históricas, se busca una tabla que pueda salvar al PP de tanta incompetencia.