Astor Piazzola: el dolor del desarraigo
- Escrito por Rosa Amor del Olmo
- Publicado en Cultura
Hoy en el Centenario del nacimiento de Astor Piazzolla, un 11 de marzo recordamos algunos aspectos de este mundial intérprete y músico que trascendió la música popular para elevarla a categorías superiores, alejando el tango del amaneramiento y trabajando por su culturalización máxima. Astor Piazzolla simboliza uno de los rarísimos casos en que un autor se desenvuelve de forma extraordinaria tanto en el mundo de la música popular, con sus tangos porteños, como en el de la música culta o clásica. Creó un nuevo género llamado tango sinfónico. Al tiempo, renovó de forma decisiva el tango, introduciendo nuevas estructuras armónicas y rítmicas tomadas del mundo de la clásica y del jazz. Nació un 11 de marzo de 1921 en la ciudad de Mar del Plata, su infancia fue compartida entre Buenos Aires y Nueva York. Tenía nueve años cuando empezó a incursionar en el mundo de la música.
Astor se rodeó desde joven de grandes personajes del ámbito. Conoció a Carlos Gardel en 1935 y dos años más tarde, tocó el bandoneón en la orquesta de Aníbal Troilo, momento en el cual comenzó su carrera hacia el reconocimiento. En Nueva York, Carlos Gardel le propuso a grabar varias piezas de su película "El Día que me Quieras" y en 1937, vuelve a la Argentina donde comienza verdaderamente su carrera como bandoneonista en la orquesta de Aníbal Troilo.
Para la concepción musical de Piazzolla el bandoneón no representa lo que é quiere transmitir. Astor quiere ante todo sacar el bandoneón del ambiente de orquesta de baile para convertirlo en un instrumento de nobleza, convirtiéndolo en un instrumento clásico.
En 1952, gana el Primer Premio de Composición en Francia, por lo que el Gobierno Francés le honra con una beca para ir a París a estudiar con Nadia Boulanger. "Fue para mí como mi segunda madre. Nadia me hizo descubrir el mundo musical que yo esperaba hace tiempo..." Ella lo alienta a seguir con su propia música, la música de Piazzolla.
Tras ese período francés, Piazzolla forma dos grupos: El Octeto de Buenos Aires y la Orquesta de Cuerdas con los que revoluciona la música ciudadana, despertando en su contra las más despiadadas críticas. Las editoriales y lo medios boicotean su trabajo y es cuando en 1958, marcha a Nueva York donde trabaja como arreglista. Dos años más tarde vuelve a Buenos Aires y forma un quinteto, cada vez más convencido de que el tango es una música para escuchar, no para bailar. Ese era uno de sus verdaderos dilemas, hacer más culto el tango y ocupar un lugar en los auditorios.
Los desacuerdos con Jorge Luis Borges
En 1965, comienza a trabajar en estrecha colaboración con Jorge Luis Borges poniendo música a sus poemas. A pesar de dicha colaboración, Astor tuvo con Jorge Luis Borges una relación muy tirante. En 1965 se unieron para el disco “El Tango, donde Piazzolla musicalizó poemas del gran escritor, cantados por Edmundo Rivero y recitados por el actor Luis Medina Castro. Una de las fabulaciones o anécdotas más férreas cuentan que mientras esperaban a que llegara Rivero, Piazzolla le mostró partes de la obra, y fue Dedé Wolff, su esposa pintora, quien interpretaba las partes cantadas. Luego llegó Rivero y grabaron. Cuando le preguntaron a Borges qué le había parecido lo que había escuchado, contestó “: ‘Sí; claro; por supuesto; pero qué quiere que le diga, Piazzolla, a mí me gustaba más cómo lo cantaba la chica’.” La relación con Borges terminó bastante mal. El escritor dijo que Piazzolla no sabía nada de tango, y Astor le replicó que no sabía nada de música y que era sordo. Era obvio que a Borges le gustaba el tango original, casi instrumental y más próximo a las fiestas y la milonga, lo que formaba parte de su idealizada Buenos Aires, la de los arrabales y los guapos de barrio. Sábato tenía también sus ideas con respecto al tango, bastante lejos de los navajeros ideales borgianos. Piazzolla tenía otro punto de vista y mucha más oposición para llevar a cabo sus ideas. Quería expulsar de los garitos el tango, donde además como él mismo declaró sentir un gran rechazo por el cabaret y cierta vida nocturna, donde explotaban a las mujeres. “Y eso que no soy ningún santo”, solía decir. Un patrón lógico de aquel que quiere cambiar, mejorar o evolucionar cualquier aspecto de lo vital de las sociedades y su arraigo cultural.
En 1967, escribió con Horacio Ferrer "María de Buenos Aires". Luego, compone "Tangazo" por petición del Maestro Calderón, Director del Ensamble Musical de Buenos Aires quien lo representa de gira por los Estados Unidos. Después de su colaboración con Ferrer, Piazzolla comienza una nueva experiencia: el Tango-Canción.
En 1969 la "Balada Para un Loco" es un enorme éxito mundial. Ese género, más comercial, lo acerca al gran público. Su público, hasta entonces integrado por un grupo reducido de entendidos, se hace cada vez más numeroso y reconoce en Piazzolla la expresión auténtica de la música de Buenos Aires. Así es que cosecha los más cálidos éxitos en América Latina. El 17 de agosto de 1972 Piazzolla se presenta en el Teatro Colón. Los ensayos de ese importantísimo evento le impiden aceptar la propuesta de Bernando Bertolucci para escribir la banda musical de su "Tango en París". Solo escribirá dos temas de la película: "Jeanne y Paul" y "El Penúltimo".
En 1974, Gerry Mulligan, una de las máximas figuras del jazz, solicita a Piazzolla trabajar en conjunto y así nace "Summit". En 1986, graba con Gary Burton en el Festival de Montreux la "Suite for Vibraphone and New Tango Quintet" lo que despierta la admiración de grandes solistas de jazz como Pat Metheny, Keith Jarrett, Chick Corea, quienes a su vez le irán encargando obras. En 1989, la revista de jazz DOWN BEAT ubica a Piazzolla entre los mejores instrumentistas del mundo.
En sus últimos años, Piazzolla prefirió presentarse en conciertos como solista acompañado por una orquesta sinfónica con, alguna que otra presentación con su quinteto. Es así que recorre los Estados Unidos, Japón, Italia, Alemania, Francia, América Latina... ampliando de esa manera la magnitud de su público en cada continente por el bien y la gloria de la música de Buenos Aires.
"Five Tango Sensations", su última grabación junto al Kronos Quartet, se colocó en el Top Ranking de los álbumes de música clásica quedándose en primer lugar más de un año. Astor Piazzolla es uno de los pocos compositores que pudo grabar, y representar en conciertos la totalidad de su obra, la cual abarca unos cincuenta discos. En sus últimos diez años, escribió más de trecientos tangos, unas cincuenta banda musicales de films, entre las cuales: "Henri IV" de Marco Bellochio, "Lumiére" de Jeanne Moreau, "Armaguedon" de Alain Delon, "Sur" y "El exilio de Gardel" de Fernando Solanas, César a la ¨Mejor Música de Film¨y así como también temas musicales para obras teatrales y ballets.
Una acción imperdonable: tocar el bandoneón de pie
Astor Piazzolla, fue el primer bandoneonista que tocaba el bandoneón de pie (parado como se dice en Latinoamérica. Según explican Leopoldo Federico y Roberto Di Filippo en un apéndice de las memorias de Piazzolla, “el bandoneón parecía un instrumento para tocar sentado, pero él rompió la tradición. La teoría indica que tocando de pie (parado), las dos cabezas donde están los teclados tienden naturalmente a caerse hacia los costados, lo que obliga a un esfuerzo extra para sostenerlos. Piazzolla ignoró esta dificultad- el bandoneón pesa como 10 kilogramos- y además es capaz de estar dos horas de pie, tocando con la misma eficiencia de la primera a la última nota. Hasta en eso fue distinto a todos”. Piazzolla empezó a tocar parado cuando se convirtió en solista. “Sentí la necesidad de buscar otra posición, que se adecuara más a mi personalidad. Sentado, me daba la sensación de estar atado. Desde entonces, toco con las tripas sobre el ‘fueye’”, explicó. Troilo y Piazzolla estuvieron enojados poco tiempo. Cuenta Astor que cuando formó su orquesta, ‘Pichuco’ fue a desearle suerte, y que también fue ‘hincha’ del Quinteto. “Gato, nunca le pifiás a una nota”, le decía el llamado ‘Bandoneón Mayor de Buenos Aires’.
El 4 de agosto de 1990 Astor Piazzolla padeció en París una trombosis cerebral. Después de dos años de enfermedad falleció el 4 de julio de 1992 en Buenos Aires.
El desarraigo, el conocimiento de varias culturas, poder ver su país desde fuera son algunos de los elementos fundamentales para que un artista se desarrolle. Salir de la cultura de uno mismo, del ensimismamiento patrio en ocasiones patológico, se podría decir, impide la creatividad. Esta surge junto al sentir, a la emoción, pero para un músico, poeta o escritor ofrecerá otra visión diferente: la del que no la ha tenido desde fuera. El artista por lo general, al querer cambios en aspectos culturales, probablemente estancados, que los patriotas no ven porque no quieren ver, genera una convulsión en ellos mismos. Imposible de ser profeta en su tierra, la contrariedad y la oposición de lo que el artista hace, se convierte en una fuerza grandiosa de motivación.
En febrero de 1993, en Los Angeles, Astor Piazzolla fue nominado por los Grammy Awars por "Oblivion" un a modo de anglicismo que significa olvido, en la categoría "Mejor Composición Instrumental". Los críticos internacionales han calificado "Oblivion" como uno de los temas más hermosos de Piazzolla y quizá uno de los más grabados hasta la fecha. Presentamos en El Obrero, la versión para violín y piano para esta ocasión del joven virtuoso José Fraguas.
Fuentes:
Hagaselamusica.com
Perfil.com
Orlando Barone: Diálogos de Sábato y Borges, Madrid, Emecé, 2002.
Media
Rosa Amor del Olmo
Doctora en filosofía y letras, Máster en Profesorado secundaria, Máster ELE, Doctorando en Ciencias de la Religión, Grado en Psicología, Máster en Neurociencia. Es autora de numerosos artículos para diferentes medios con más de cincuenta publicaciones sobre Galdós y trece poemarios. Es profesora en varias universidades y participa en cursos, debates y conferencias.